Hay mucho que decir con respecto a lo que marca o no tendencia. Tiempo atrás, en España siempre nos quejábamos (y aún lo hacemos) de que ciertas modas llegaban con retraso. Y a las islas, pues peor que peor. Hoy en día, es verdad que las nuevas tecnologías han facilitado mucho este trabajo y que la velocidad con las que las noticias recorren el globo genera vértigo. Pero aún así, siempre existen esos pequeños matices en el tiempo. Lo que ahora esta de moda en la capital, probablemente lo esté en Baleares en breve. Y de eso vengo a hablaros hoy. De hecho, para los más avispados, les podría decir que en tiempos de crisis, el tema de hoy puede ser una buena idea de negocio y, quien sabe si incluso de cambio de vida. Aquí, al menos, este tipo de iniciativa está proliferando como setas. Hace apenas ocho años se abrió el primer centro de Bikram Yoga en la capital.

Para los que no han oído jamás hablar de este tipo de actividad y por explicarlo de una forma sencilla, se trata básicamente de practicar yoga a 40º. 26 posturas durante 90 minutos en una sala acondicionada para alcanzar un calor difícil de soportar para aquellos que, fruto del agobio, abandonan tras su primera sesión. Pero según parece este tipo de práctica tiene igual número de detractores que de adeptos, pues todo aquel que lo práctica habla maravillas e intenta convencerte de que tu también lo hagas. Y lo hice. Y abandoné. Y ahora vuelvo a hacerlo. ¿Masoquismo?. No lo sé, pero es cierto que algo produce en el cuerpo, una especie de endorfina o quien sabe que, que te lleva a someterte a semejante flagelo. Pero en realidad, los eruditos no hablan de castigo, ni mucho menos, sino más bien de todo lo contrario. Mejora el equilibrio, relaja la mente y el espíritu, se pierde grasa, se gana flexibilidad, la piel se vuelve más tersa, estimula los órganos internos, las glándulas y los nervios impulsando sangre oxigenada a todo el cuerpo, restaura todos los sistemas y un larguísimo etcétera. Pero, ¿Cómo nace esta disciplina?. Al igual que el yoga tradicional, hatha yoga o derivados, la India es la cuna de este tipo de yoga. El creador, un tal Bikram Choudhury, quien después de años de trabajar el yoga cosechando varios títulos de campeón, incluido el de más joven de la historia, diseñó este programa con el objetivo de curarse de una dura lesión. Y lo logró. De esta forma, no sólo demostró que Bikram regenera los tejidos, sino que hizo de esta práctica su filosofía de vida. Tan popular llegó a ser, que en el 73 viajó por primera vez a EEUU invitado por el Presidente Nixon y la tan apasionada en estas materias, Shirley Maclaine.  Ahí comienza su andadura y el contacto con este tipo de celebridades que encontraron en este ejercicio una especie de “fuente de la eterna juventud”. Y es que algo tiene el Bikram que atrae a todo tipo de públicos.

Nombres como Barak Obama, David Beckam, Demi Moore, Lady Gaga, Nacho Cano, Bimba Bosé, Elsa Pataki o la Ministra Elena Salgado son sólo el principio de una larga lista de famosos adictos al también llamado “Hot Yoga”. Pero al margen del “famoseo”, la popularidad también radica en que es apto para todo tipo de perfiles, independientemente de edades y condiciones físicas. Aunque a algunos les suene raro, existen más de 2000 escuelas en todo el mundo y en España han ido aumentado en los últimos años de forma considerable. Eso sí, no todas cuentan con la certificación oficial Bikram Choudhury o siguen los criterios que rige el Bikram Yoga College of India.

Pero siguiendo el análisis de los beneficios que produce en nuestro cuerpo, la realidad es que el calor combinado con la humedad, mejora la circulación, estimula de forma rápida los órganos y los oxigena aumentando el flujo sanguíneo. Al sudar, el cuerpo elimina toxinas y hay gente que afirma perder centímetros con suma rapidez. De ahí imagino que sea además una de las grandes razones para reunir a este ejército de celebrities. Famosos o no, el que lo ejerza no puede olvidar una botella de agua como fiel compañera antes y después del ejercicio, porque sino corre el riesgo de deshidratarse. Si alguien se suma a esta tortura adictiva, espero sus opiniones.

Marta Garau