Botellón en la Platja de Palma
Botellón en la Platja de Palma
Platja de Palma, martes, 10 de la noche.
Cascotes  de botellas sobre la arena, que al día siguiente, la máquina limpiadora  retirará, aunque también romperá algunos, cuyos cristales quedarán  mezclados con la arena.
Dichos  cascotes llegan hasta ahí lanzados por los jóvenes alemanes que,  sobre  el peyote que separa el paseo de la playa, están haciendo el botellón.  Deben de haber más de 200, aunque a lo largo de la noche se sumarán más.
Llegan con cubos, cargados de botellas de alcohol y cajas de cerveza que han adquirido en el supermercado
. Beben, cantan, vuelven a beber y vuelven a cantar,   desafinando cada vez más a causa del alcohol que ingieren. Entre los  bebedores algunos jóvenes que dudamos hayan alcanzado la mayoría de  edad.
De pronto, un coche de la policía local abandona la  primera linea y se mete por el paseo donde están los botelloneros.  Pensamos que les va a aplicar la ordenanza municipal que prohibe el  consumo de alcohol en la vía publica, pero no. Rueda y rueda hasta que  vuelve de nuevo a la primera linea. La policía local NO les ha aplicado  la ordenanza, pero les consta que la gente bebe en el calle.
A pesar de que Alvaro Gijón dijo, más o menos, que al día siguiente de que tomemos posesión, mandaremos a la policía y a los GAP a la Platja de Palma, a Cort le dimos un mes de tiempo para que solucionara este problema, por otra parte muy fácil, pues con mandar a la policía con un interprete a que les explique a los botelloneros que hay una ley que prohibe beber ahí, lo solventan en un par de noches, entre otras cosas porque los alemanes son gente civilizada que respetan las leyes. Por tanto, no criticamos, sino recordamos al señor alcalde, Mateu Isern, y a su segundo, Alvaro Gijón, que el botellón está ya mucho peor que cuando ellos fueron de visita, cuatro dias antes de las elecciones que ganaron.
Simplemente,  les recordamos que el botellón no solo va cada vez va a más,  sino que   va a empeorar, y que el botellón es equivalente a competencia desleal,  mala imagen , un gasto al contribuyente que paga la limpieza, un peligro  para los bañistas que se pueden encontrar con cristales entre la  arena,  y un peligro para los jóvenes -y menores de edad- que pueden  pillar una castaña monumental. 
En cuanto a trileros, prostitución, robos, etc., las cifras han subido. Hay más que cuando estuvieron girando visita.
            
         




