Por Karel Deprez.

Severo Ochoa, premio Nobel de fisiología y medicina en 1959, dijo: “El amor es física y química.” Hoy científicos siguen investigando la química relacionada al amor. Han estudiado su rol tanto en relaciones duraderas como en la fase del enamoramiento. Cuando salta la chispa entre dos personas se suele decir que hay química pero pocos  son conscientes de que esto realmente es así. La química es la responsable de la cara enrojecida, del pulso acelerado cuando se acerca la persona de la que nos estamos enamorando y también de la sensación de comodidad y protección que se siente al lado de la pareja de toda la vida.
Estas sensaciones son debidas a tres componentes: la dopamina, la norepinefrina y la feniletilamina que nuestro cerebro produce. Esta última es una anfetamina natural que, al igual que la droga es estimulante y provoca la sensación de invencibilidad que causa la atracción inicial hacia una persona. También se produce en el cerebro durante actividades intensas como saltar en paracaídas. El chocolate contiene pequeñas dosis de esta hormona lo que en parte explica su popularidad.
El segundo componente, la dopamina produce sensaciones de éxtasis y felicidad. A su vez estimula la secreción de oxitocina, conocido por su rol en la maternidad. Se cree que esta hormona “cuidadora” es producida tanto en mujeres como en hombres, sobre todo cuando se acarician y que sus niveles llegan a su máximo durante el orgasmo, lo que ayuda a forjar vínculos más fuertes en la pareja. Según investigadores de la Universidad de California en San Francisco, la hormona está “asociada con la capacidad de mantener relaciones interpersonales y limites psicológicos sanos con otras personas. Cuando se segrega durante el orgasmo crea vínculos emocionales,  cuanto más sexo, más fuertes los vínculos.”
La norepinefrina es la tercera hormona y es similar a la adrenalina y acelera el corazón, sube la tensión sanguínea y provoca excitación. La antropóloga Helen Fischer, conocida investigadora en el campo del amor y la química de la Universidad Rutger, concluye: “El cerebro humano suelta un coctel amoroso en el cuerpo sólo cuando se juntan ciertas condiciones. Este fenómeno ocurre más deprisa en el hombre porque suelen ser más visuales que las mujeres.” Lo que explicaría porque los hombres se suelen enamorar más rápido que las mujeres.
Los tres compuestos ayudan a crear lazos fuertes entre la pareja, una vez pasado el tsunami emocional y que también estimulan el sistema inmunológico.
Otro elemento químico asociado con la creación de relaciones duraderas y monógamas es la vasopresina. La Dra. Fischer escribe que "la vasopresina y la oxitocina interfieren a largo plazo con la dopamina y la norepinefrina, lo que explica porqué la pasión inicial disminuye para dar lugar a vínculos emocionales más fuertes".
Las endorfinas son neuroquímicos, componentes que influyen sobre el sistema nervioso, conocidos por reducir la sensación de dolor, y regular funciones reproductivas, de regulación de la temperatura corporal y del hambre. Tienen un rol esencial en las relaciones duraderas ya que producen la sensación de bienestar. Al igual que la dopamina y la norepinefrina, son segregados durante el sexo y en menores niveles durante el contacto físico o el deporte.

Según varios estudios, todos tenemos un perfil de pareja perfecta escondido dentro de nuestro subconsciente. Este perfil se ha creado basado en tres factores principales; apariencia física, personalidad y…las feromonas.
La palabra viene de las palabras griegas pherein y hormone, y significa literalmente “portadora de excitación”. En los animales, las feromonas les ayudan a elegir las parejas inmunológicamente más diferentes a ellos para asegurar críos sanos y fuertes.
No fue hasta el año 1986 que se descubrió la presencia de feromonas en seres humanos. Científicos de los Chemical Senses Center de Philadelphia, EEUU y Francia los encontraron en el sudor.  Este dato no ha reducido la importancia del descubrimiento; en el mundo del perfume existen cada vez más fragancias que incluyen feromonas.
En un experimento donde varias mujeres olieron camisetas sudadas de hombres para seleccionar la que más le llamaba la atención la mayoría de ellas eligieron los hombres inmunológicamente más diferentes a ellas, al igual que en el reino animal.

La sensación del amor apasionado suele cambiar con el tiempo y esto también es debido a los químicos activos en el cuerpo. Se calculan que su efecto inicial del enamoramiento dura de 18 a 48 meses, después el cuerpo ha creado una tolerancia y con ella reduciendo los niveles de los químicos responsables de la excitación y la obsesión.
En su libro “La anatomía del amor”, la Dra, Fischer habla de “vinculación”. En esta fase del la relación, el cerebro produce más endorfinas, que tienen el efecto opuesto a la anfetaminas naturales del inicio de la relación. Si la relación es fuerte sobrevive y otros compuestos químicos empiezan a actuar. Las endorfinas siguen activas basadas en la interacción (caricias, abrazos, sexo), al igual que la oxitocina. Juntos producen sensaciones como satisfacción y protección y ayudan a crear vínculos más profundos en la pareja. “Al contrario que la feniletilamina”, dice Fischer, “estos compuestos tienen un efecto relajante, disminuyen la ansiedad y reducen el dolor físico. La angustia de separación que pueden sentir personas en parejas estables puede ser similar a la ansiedad por abstención de drogas. Ambas son dependencias químicas.”

Karel Deprez, Quiropráctico - Palma