Fuimos malas, somos depredadoras

 

Hace unos años fuimos malas con Sé Mala y ahora somos depredadoras con Manual de la aprendiza de depredadora. Las viejas reglas han cambiado…

El consejo para las chicas malas era “nunca caces dos hombres en el mismo sitio”. Las depredadoras no prestan atención a esas minucias. Al fin y al cabo, si un lugar es una reserva natural de hombres interesantes, ¿por qué no repetir?

 

Alicia Misrahi

Más sobre Sé Mala: https://www.aliciamisrahi.com/semala.htm

Más sobre Manual de la aprendiza de depredadora: https://www.aliciamisrahi.com/

Las malas procuraban no ligar en sitios en los que las conocía todo el mundo. Las depredadoras son seductoras por naturaleza y coquetean con generosidad.

 

Las chicas malas iban a todas partes, a las chicas depredadoras las llevan a todas partes (quienes ellan desean y cuando lo desean (o casi)).

 

Las malas preveían las consecuencias, las depredadoras, cuando algo les apetece: lo hacen.

 

 

Las malas tenían en cuenta cómo gustar a los hombres que les gustaban, las depredadoras consiguen que los hombres se esfuercen por agradarles.

 

Las chicas malas eran chicas traviesas que no querían jugar según las reglas de los hombres . Las chicas depredadoras juegan a varias bandas y, cuando notan que se están obsesionando con un hombre, introducen otro hombre en su vida.

 

Las chicas malas se apuntaban a cursillos para conocer hombres (intentaban revisar las listas previamente para asegurarse de que había suficientes hombres inscritos).
Las aprendizas de depredadoras conocen hombres por la calle porque les miran a los ojos, les sonríen y les dan conversación si les apetece.

 

Las chicas malas tenían como objetivo ligar o conseguir amor, las chicas depredadoras no tienen ningún objetivo salvo pasarlo bien, con lo que aun ligan más.

 

Las malas identificaban su objetivo y asumían que todo tiene un precio. Las depredadoras no están dispuestas a pagar ninguno.

 

Las chicas malas eran discretas para no crearse “mala” fama, las aprendizas de depredadoras son una nueva raza de mujeres que lucha activamente contra la hipocresía y la doble moral. O sea, que se la trae el pairo lo que piensen de ellas el 95% de la humanidad e incluso les gusta que su fama les preceda.

 

Consejo para las chicas malas: “Si se encuentran dos de tus “novios” contigo a la vez, preséntales sin señalarles: “Mi novio, mi primo”. Con un poco de suerte los dos pensarán que son los novios cuando en realidad los dos son los primos. Si la treta no da resultado, sonríe, no digas nada y vete con cualquier excusa con uno de ellos. Luego intenta darles explicaciones en privado (a veces funciona).”

Consejo para las depredadoras: “No te preocupes, seguramente ellos mismos se reconocerán por lo que les has contado del otro y se alegrarán de conocerse”.

 

Si a las chicas malas les agobiaban los ex amantes o los ligues despechados, cambiaban de móvil, las chicas depredadoras han aprendido a mantener a estos hombres en el candelero y disfrutar de sus ventajas.

 

La “norma de actuación” de las chicas malas era “Si conoces al chico y ha sido un desliz de una noche, que no quieres que se repita, dile que ha sido estupendo –especialmente en el caso de que no quieras perderle del todo- pero que no quieres repetir porque no quieres perder la amistad.”.

Las depredadoras se despiden sin dar explicaciones y al minuto el hombre las llama para volver a quedar.

 

El consejo para las “malas” era:

“Si crees que te vas a hacer un lío con los nombres tienes dos opciones: que todos tus hombres tengan el mismo nombre o llamarles cariño.”

Las depredadoras se equivocan de nombre y se ríen con naturalidad. Al fin y al cabo, sus chicos conocen a los otros aunque sea de oídas.

 

 

Cuando las chicas malas tenían una aventura con un compañero de trabajo, se prometían que que jamás repetiría y luego le hacían saber de forma sutil pero expeditiva que sería tan horrible para él como para ellas que se supiera...

Las depredadoras saben  que no puede contarlo.

 

 

Las “malas” no confesaban jamás sus aventuras a sus otros novios, ligues o lo que sea, aunque las presionaran.

Las “depredadoras” se las arreglan para tener un harén de hombres en el que todos saben que hay otros y se esfuerzan por ser el mejor.

¿Presionar? ¿Quién puede presionar a una depredadora si es libre como el viento y no tiene nada que perder? (Y sí mucho por ganar).

 

Cundo las chicas malas se enrollaban accidentalmente con un amigo le trataban con ternura y afirmaban que no querían perder su amistad.

Y procuraban que no se repitiera…

Las chicas depredadoras están aprendiendo a convertir los amigos en amigantes (amigos amantes) y en disfrutar las mejores y más divertidas facetas de todos sus hombres.

 

Las malas tenían la autoestima alta… las depredadoras… también.

 

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