Biel Pol: ­-Joana, tras ver la película Cómo matar a la propia esposa, con Jack Lemmon y Virna Lisi, creí que estarías rabiosa y echando chispas. ¡Pero no has parado de reírte en toda la peli!

Joana Pol: -El machismo, como todas las cosas horribles de este mundo, puede ser desternillante, Biel. 

BP: - Mmm, no te falta razón. ¿Acaso no es horrible pegarse un cebollazo contra una farola? ¿O caerse aparatosamente de una bicicleta?

JP: -Y sin embargo, los videos de batacazos son los más populares en Internet.  

BP: - “Como matar a la propia esposa” cuenta la historia de un dibujante de cómic que experimenta las aventuras de su personaje, Brannigan, antes de dibujarlas. Vive en una lujosa mansión de Manhattan con un mayordomo y es un soltero convencido.

JP: - Claro, si puedes tener mayordomo, ¿para qué vas a casarte?

BP: -¿Qué dices, demonio de mujer?

JP: -Mira, yo puedo reírme de esa película porque los tiempos que retrata son agua pasada. Bien cogidos que os tenemos por los cataplines a los hombres. Siguiendo con la película, fíjate: el protagonista se casa cuando está borracho con una italiana fogosa y guapísima que sale de una tarta. Incapaz de conseguir el divorcio aguanta a la bellísima Virna Lisi hasta que por fin urde un plan para volver a su vida anterior: la asesinará en sus viñetas, arrojándola a la divertida e infernal máquina glópita-glópita. Ella ve la viñeta antes de que la publique y huye de casa. La desaparición de la mujer y la viñeta incriminatoria son suficientes para llevarlo a juicio por homicidio.

BP: - ¡No me digas que no es un argumento buenísimo!

JP: - Sí, sí. Y tremendamente misógino. Muestra los placeres de que puede disfrutar un soltero rico; el placer de una mansión maravillosa; de estar con mujeres despampanantes, y deshacerse de ellas antes de que se vuelvan dominantes. El placer de ser un soltero de oro deseado. Mientras es soltero es un triunfador. En cambio cuando se casa nos meten a ella comiendo plátanos en la cama y desordenando la casa (¿dónde está ahora el mayordomo, eh?), y  a él engordando y declinando hasta que es incapaz incluso de rendir en el gimnasio. Qué mezquino.

BP: - Estoy contigo. ¡Qué infantil!

JP: - Ah, pero lo mejor está al final: la película acaba con un juicio. Lemmon no puede demostrar su inocencia, ¡así que confiesa ante el jurado un crimen que no cometió! El jurado, compuesto de hombres, acepta convencido el argumento de Lemmon: ¡que, en el fondo, matar a nuestra esposa es nuestra fantasía más verdadera e incumplida! ¡Y LO ABSUELVEN!

BP:- Esta comedia sólo puede gustar a hombres. Por eso me extrañaba que te divirtiera tanto.    

JP: - Es que, hermanito, sólo las mujeres de hoy, seguras de sí mismas y con control sobre su vida, pueden reírse públicamente al ver esta película. Las cosas han evolucionado hasta tal punto que los hombres vivís aterrorizados de ser políticamente incorrectos. En España es posible ser mujer y sentirse poderosa.

BP: -  ¡Eres diabólica!