El Doctor japonés, Masaru  Emoto lleva años trabajando en la sanación de enfermos a través del agua HADO con un aparato ARN o analizador de resonancia magnética. Con múltiples experimentos ha demostrado la capacidad del agua para mantener información. Hace mucho tiempo, se fijó en que no había ni un solo copo de nieve igual a otro y eso le llevó a experimentar y a poder revelar algún que otro misterio. Ningún físico puede rebatir que todo lo que existe en el mundo vibra y esa vibración es sinónimo de energía, y ¿cómo viaja la vibración?, también lo hace a través del agua. Cuando congeló una gota de un manantial de montaña, pudo ver como cristalizaban bonitas formas hexagonales, no sucedió lo mismo congelando agua del grifo. Cuando expuso el agua a la música y la congeló al son de varios tipos de melodías, comprobó que las moléculas formaban estructuras preciosas y delicadas con la 'clásica' y ninguna con 'heavy metal'. La música también es vibración y si exponemos el agua a la misma, cambiará sus formas al cristalizar, según el Dr. Emoto, ésta cristalización del agua es la clara representación de la fuerza vital de la madre naturaleza.

Por su parte Emoto siguió experimentando, yendo un poco más allá, decidió exponer el agua también a las palabras y los pensamientos, pues las palabras también retienen la información vibracional y lo mismo sucede con la producción y emisión de pensamientos. El resultado fue que ante palabras de amor y gratitud, como por ejemplo “gracias” en cualquier idioma, el agua cristalizaba con figuras simétricas y bonitas, sin embargo, no formaba más que caos ante palabras negativas. El resultado de estos visibles experimentos es que la estructura del agua cambiaba con el sonido, las emociones y los pensamientos. Las conclusiones del propio Doctor revelan que según él, el ser humano inventó la música para hacer que nuestra propia vibración, volviera a su estado intrínseco. ¿Por eso decimos que “ la música amansa las fieras”?

Lo que sí observamos claramente es que la música une a los pueblos. Emoto comenta que “observando, uno se puede dar cuenta que cada época y cada comunidad en concreto tienen una historia propia, y crear música que reajuste las vibraciones distorsionadas por la historia, es inherente a la naturaleza humana” para que lo entendamos mejor, nos pone de ejemplo a su pueblo japonés después de la Segunda Guerra Mundial, cuando inmerso en plena desolación y lleno de tristeza, creó infinidad de canciones positivas, por eso, está convencido que la música "es una forma de curación antes que una expresión artística". A continuación, vemos la capacidad de cristalización del agua con la palabra positiva "gracias" que aparece como brillantes tallados para alta joyería y al lado, el agua cristalizada por la vibración de las palabras negativas " te voy a matar", juzguen ustedes mismos los resultados:

Mi propia conclusión después de topar con estas maravillosas demostraciones, es que escuchar música es para mi y mucha gente una necesidad de primer orden, no hay día que no lo haga y a veces muy variada. Me alegra, me ayuda a superar estados de tristeza con esa capacidad extraordinaria para energizarme y modificar estados de ánimo y pensamiento.  Me parece alucinante el descubrimiento de este Señor que ya intuíamos, y debo decir que por Internet circulan mensajes de que su labor es un fraude, pero ya sabemos que la envidia no es precisamente un don y además abunda y cuanto daño genera un sólo comentario malo, lo que demuestra también las teorías de este Dr. No hagan caso, no es un fraude y me encanta que diga que “la más poderosa combinación de pensamiento en términos de capacidad de transformación y sanación, están concentradas en las palabras amor y gratitud, por eso, nuestras meditaciones y oraciones ayudan a sanar, porque convierten las moléculas en estructuras hermosas y equilibradas cuando las tenemos en desorden/caos y precisamente es ése caos el que nos provoca un desequilibrio que posiblemente pueda desembocar en una enfermedad”.

No podemos obviar que el cuerpo humano es agua en un 70% y el planeta en el que vivimos también está compuesto por el mismo elemento en un 70,08 % por ende, quedamos muy afectados a los posibles desequilibrios que por consiguiente, deberíamos dejar ya de contaminarlo y contaminarnos con acciones y pensamientos negativos por nuestro bien, el de todos y el de nuestro precioso planeta azul. Con esto queda meridianamente claro cuales son las acciones que van en sintonía y armonía con la madre naturaleza y las que van en su contra y que ella misma rechaza! Lo peor es que nosotros hemos creado el mundo en el que vivimos y lo hemos hecho ciegos y sordos ante las claras señales de cómo deberíamos haberlo organizado. Me planteo si es aún tarde para cambiar las estructuras inadecuadas y transformarlas en las armónicas? Imagino que habría que romper con demasiados falsos postulados…

Por Cristina Gamero