Magdalena Aguiló, la eficiente, diligente y eficaz Directora de la Fundació Miró, a la que conocí poniendo las pilas al Centre de Cultura “Sa Nostra”, decidió un día “fer dissabte”, y recuperó de los talleres de la Fundación, obras de artistas nacionales e internacionales que trabajaron en los talleres del centro.Estas piezas, forman  parte ya de una exposición actual: S.U.B.H.A.S.T.A., que muestra obras de, entre otros, Rafa Forteza, Fernando Bellver, Joan Fontcuberta, Joseph Kosuth, Wolf Wostell o Yoko Ono; colección que será subastada por Sotheby’s el 14 de Julio, a beneficio del “Projecte Home”.Este evento ya lo dimos en IN-MEDIATIKA (más ampliamente que algunos medios de papel), dada su doble vertiente artística y benéfica. Pero ahora vuelvo a él porque sin saberlo fui testigo de un hito histórico y de una anécdota personal:

En esta exposición, anteriormente mencionada, hay un poster, autografiado de Yoko Ono. Es el cartel de la exposición que la pareja de John Lennon, hizo en la Fundación Miró de Palma de Mallorca, del 9 de Mayo al 18 de Junio de 1995. Pues bien, yo estuve en la inauguración.

Me habían enviado una invitación personalizada. Algo me dijo que la llevara conmigo, y menos mal, porque al llegar y ver la acumulación de personas (no podría llamarse multitud pero eran bastante más de las que acuden a cualquier opening), me di cuenta de que sin credenciales no se podría entrar, y así fue. Supongo que serían exigencias de seguridad de la propia Yoko Ono, pero allí sólo estábamos los invitados con la tarjetita, la prensa, la familia Miró y el Alcalde Fageda en calidad de Presidente de la Fundación.

Cuando entramos había una expectación casi religiosa. Los Fans se habían quedado fuera pero los que allí estábamos, artistas, coleccionistas, gente del arte y la cultura,…todos… teníamos más interés en ver al mito de carne y hueso que ver la obra ya colgada a la que le echábamos una miradita mientras esperábamos la salida de ¡Yoko Ono!.

 Yo la había visto en foto ¡tantas veces!, relacionada con la trayectoria vital de The Beatles, que estaba emocionado .Yoko, para los amantes de The Beatles había sido la causante de su disolución, secuestro mediante, del motor  de babor del Submarino amarillo: John Lennon. Y por supuesto no se podía olvidar que la chica “Fluxus” fue testigo y casi víctima de uno de los acontecimientos históricos más importantes del Siglo XX (el Nº1 en los tomos de la Historia de la Pop Culture): el asesinato de Lennon en la entrada del Edificio Dakota en NY. Cuando a uno le pasa una cosa de esas, por tiempo que pase, no se le quitan las manchas de sangre ni el aura trágica aunque les apliques Kriptonita.

Entrada al Edificio Dakota, escenario de la muerte de John Lennon. NY.

Pero volvamos al 9 de mayo de hace 16 años: La artista japonesa, estaba reunida en un despacho que da al largo pasillo que conduce a la gran sala donde Yoko había dispuesto una instalación.

De repente se abre la puerta y sale Yoko, aristocrática y majestuosa a pesar de su 1,50 metros. Mi mujer que me acompañaba, estrenaba ese día unos lentes “progresivos”. Todo aquel que haya pasado por esa tortura, sabrá que la adaptación a ese tipo de gafas es complicada. El sabio Optico Alfonso Massanet, le había aconsejado a mi santa que “ había que mover la cabeza y no los ojos”. O sea que con el movimiento de la testa tenías que encontrar el objeto a visualizar. Isabel, también estaba ansiosa por “ver” (más aún en su caso) a la celebérrima.  

 Cuando apareció Yoko, todos nos quedamos magnéticamente paralizados por la fuerza del mito. Todos menos Isabel empeñadísima en verla bien. Al llegar a nuestra altura (el pasillo es estrecho) la teníamos a 30 centímetros (por eso tal vez las medidas de seguridad) .Con los nervios de no perdérsela y la bisoñez con los lentes, sucedió que a su paso, y a esa mínima distancia, Isabel cabeceó ostensiblemente para “enfocarla”. Yoko lo interpretó como un saludo oriental y le contestó con otra media reverencia o saludo al que yo me sumé también. Y gracias a la miopía de mi cónyuge fuimos distinguidos con un gesto personal del mito de la plástica y de la Pop music.

Fageda le seguía unos paso atrás repitiendo un elogioso calificativo a las obras, con un entusiasmo y arrobo tal que si un hada del imperio del sol naciente le estuviera mostrando senderos secretos por el Jardín de las Hespérides. Al volver del paseíllo, Yoko nos reconoció y esta vez incluso sonrió. Fue uno de esos movimientos de comisura de los labios que tan bien controlan los orientales. A nosotros nos quedaría como un rictus de sorna, un gesto de asco, o un tic, pero ella consiguió con ese discretísimo gesto de simpatía que me reconciliase con el “japo-coco” que había terminado con los mas célebres, brillantes y prolíficos autores de música desde el mismísimo Mozart. Hasta el movimiento Fluxus, me pareció menos pestiño.

Y si los ingleses dicen que toda familia tiene un cadáver en el armario, la Fundación Miró de Palma hace bien en sacar sus cadáveres más o menos exquisitos, y si es con un buen fin, mejor que mejor.¡Aire y antipolillas en los armarios!, y a poder ser ¡Luz!, ¡más luz! (en todos los ámbitos), que diría Goethe.

Jaime Roig de Diego