A nadie le amarga un dulce, Los últimos días los he pasado en compañía de uno de los mejores directores de cine de todos los tiempos. Me refiero a Billy Wilder cuyo pack encontré en el Corte Inglés a precio económico. Cinco largometrajes más un documental francés que consta de una agradable entrevista en donde conocemos detalles de su carrera.
Samuel Wilder, más conocido como Billy Wilder (Sucha, Polonia, 22 de junio de 1906 - Hollywood, Estados Unidos, 27 de marzo de 2002), de origen judío comenzó su carrera como periodista en su país antal. Cuenta en su entrevista que quiso entrevistar a Sigmund Freud quien le respondió señalándole la puerta de salida.
Tras la subida al poder de Hitler, Wilder se vio obligado a abandonar Berlín, debido a su ascendencia judía. Su madre moriría en los campos de concentración de Auschwitz. Estuvo en París, donde debutó como director con Curvas peligrosas (1934), y, desde allí, en 1934 se trasladó a Estados Unidos, junto al actor Peter Lorre. Wilder y Lorre compartieron apartamento, hambre y momentos muy difíciles durante una temporada. Sin embargo consiguió colocarse como guionista en la Paramount, pese a sus dificultades idiomáticas, e incluso trabajar con su maestro Ernst Lubitsch.
Su carrera como director en Hollywood comenzó con El mayor y la menor (1942) en la que Wilder saca excelente partido de una situación realmente increíble. Ginger Rogers decidé marcharse de Nueva York, donde sólo encontraba contratiempos para volver a su pueblo natal. al no tener dinero para pagar el billete se hace pasar por una niña de once años. Naturalmente ningún espectador se traga el anzuelo, pero sí los personajes de la película, una academia militar donde fortuitamente debe pasar unos días. Ray Milland la hace pasar por su sobrina.
La comedia, pese a su inocencia, presenta algunas situaciones perversas. Si el Mayor (Milland) se traga que la menor (Rogers) es una niña cándida e inocente, se enamora de ella sugiriendo algo terrible, muy mal visto por nuestra sociedad. Finalmente todo tendrá su final feliz demostrando las aptitudes para la comedia de Ginger Rogers.
Perdición (1944) no es una comedia, se trata de un film negro con Barbara Stanwyck y Fred McMurray. El título ingles hace referencia a la Doblo Indemnización que una Casa de Seguros debe pagar en caso de fallecimiento por accidente en un tren. Para cobrarlo una mujer asesina a su marido, todos se la prometen felices de no ser porque las cosas nunca salen como se las esperan. La criminal pareja se verá enmarañada cada vez más. Cinco tumbas al Cairo (1943) es una intriga ambientada en la segunda guerra mundial con el gran Erich von Stroheim encarnando al mariscal Rommel. Wilder aún estaba lejos del gran director que fue, pero ya mostraba su ingenio en este argumento brillante resuelto con astucia.
El pack contiene dos obras maestras indiscutibles de las comedias del gran Wilder. Una es Berlin Occidente (1948) y la otra Primera Plana (1974) con el dúo Jack Lemmon y Walter Matthau.
Berlín Occidente está ambientado en una época muy poco risible, Alemania tras haber sido conquistada por las tropas aliadas que la arrasaron completamente. Tras la caída de Hitler, es ocupada militarmente. Berlín está convertido en ruinas, sus edificios completamente destruidos y unos congresistas norteamericanas viajan para investigar en que se ha gastado el dinero del contribuyente (a lanzar bombas y arrasar la ciudad) y en vigilar la moral de los soldados que confraternizan con los nativos, mejor dicho las berlinesas. Muy astutamente Wilder utiliza a dos actrices emblemáticas. Marlene Dietrich, amante de un alto mando nazi que está bajo sospecha, y Jean Arthur con una imagen de mujer reprimida y puritana, obsesionada con sus ideales puritanos que trata de imponer a todo el mundo sin reparar en medios pero el destino es inexorable y acaba por sucumbir a lo que tanto combate, el amor.
Primera Plana es una feroz diatriba contra la prensa amarilla, sensacionalista, obsesionada en vender periódicos sin reparar en métodos inmorales. Una ejecución va a tener lugar en Chicago, pero los rotativos sólo piensan en las ventas. Wilder, con su habitual cinismo, desenmascara la maldad del sistema capitalista norteamericano. Seres sin escrúpulos, sin ética, voraces buitres en busca de noticias que tergiversan a su conveniencia. Políticos corruptos que se saltan la ley para ganar elecciones aunque sea a costa de la vida de un desdichado que accidentalmente mata a un policía negro. Se utiliza esta circunstancia para ganarse el voto de la población afroamericana sin ningún pudor. Wilder deja la sociedad de Chicago como un trapo sucio.
Lamentablemente la avanzada edad del director vienes provocó que las compañías de seguros no aceptaran que rodara más películas por temer que falleciera durante los rodajes, perdiendo así mucho dinero como le ocurrió al maestro Ernest Lubitsch durante La dama de armiño. En sus últimos trabajos Wilder ganaba mucho en calidad y en mordacidad, un tanto molesta para la sociedad en la que vivía. Pero sus películas han quedado como modélicas y junto al mencionado Ernest Lubitsch dejaron el listón tan alto que resulta inalcanzable.

Salvador Sáinz