El sidecar es un elemento adosado a una motocicleta que permite que el acompañante vaya cómodo; estuvo de moda en el siglo pasado, pero actualmente son tan raros de ver, que cuando te topas con uno por la calle es todo un acontecimiento. Y eso, cuando se trata de un sidecar normal y corriente. Imaginad lo que ocurre cuando a alguien se le ocurre tunearlo.

Vetusta motocicleta con sidecar de mimbre.

El sidecar tuning se puede traducir de la siguiente forma: es fusionar una moto con casi cualquier cosa. Aquí os traigo unos ejemplos: comienza el carnaval.

Es innegable el encanto de este sidecar tuneado a partir de un auténtico 2CV. Lo que mosquea es que lo conduzca la Parca en persona. Directo desde el Infierno.

Este modelito es para los amantes... del mar. Metes al ligue de turno en la barca COMO SEA, conduces como una flecha directo a Cala Morlanda (o a donde más te apetezca), le pones el candado a la moto y a navegar se ha dicho.

Todo el mundo sabe que el ocupante del sidecar va cómodo y puede disfrutar del paisaje divinamente. También se sabe que es muy peligroso ir en moto, sobretodo de acompañante, y si vas al lado aún más, puesto que el piloto a veces se empeña en hacer pasar moto y sidecar por donde realmente sólo cabe la moto. Este señor va directo al grano, y mete a su acompañante en un ataúd.

 Este es el modelo para melómanos, llevado al extremo. Cuando se es tan exquisito como ese señor, no se puede llevar un iPod con cascos: tienes que llevar incorporado un piano. Y en el summum del buen gusto, un querubín de buenas carnes que toca el piano de muerte. Eso sí, la seguridad por encima de todo: nunca hay que olvidarse de ponerse el casco.