Si tienen ocasión de viajar a La Antártida, no la desaprovechen. Es,  junto al del Transiberiano, uno de los más apasionantes y enriquecedores viajes que he hecho en mi vida.

Y si deciden viajar, háganlo en un buque que no será muy grande, así podrá bajar a tierra  en todas las escalas que este haga, cosa que no pueden hacer los viajeros de los grandes trasatlánticos ya que solo se permite descender a tierra a un grupo determinado, por lo que tienen que distribuirse las salidas.

Yo les recomendaría viajar en el Ushuaia. Pequeño, confortable, en el que se permite el descenso a tierra a todos los pasajeros

Naturalmente, si decide salir desde Argentina, lo harán desde la denominada Ciudad del fin del mundo, Ushuaia. una ciudad preciosa, rodeada de montañas nevadas, con una calle, la de San Martín, donde podrá hacer las compras de última hora y comer el rico asado argentino antes de embarcar.

Les recomiendo que la ropa de salida a tierra: anoraks, katiuscas, pantalones, etc. los alquile en Ushuaia. Cualquiera de sus habitantes les dirá en que tiendas puede hacerlo. Les recomiendo también que cada ocho horas se tomen una  pastilla de biodramina, ya que según como esté el canal de Drake -a veces sus olas alcanzan los veinte metros- va a necesitar ese anti mareo. Lleve también ropa cómoda para estar en el barco, donde la temperatura nada tiene que ver con la exterior. En el supuesto de que tenga que hacer noche, localice Las Retamas. Le tratarán muy bien y no le cobrarán mucho.

Una vez a bordo, déjese guiar por las instrucciones que le den. No se complique la vida, ni tampoco improvise. Hay unas normas que por el bien de todos deben de cumplirse, sobre todo a la hora de bajar a tierra.

Piense que desde que el barco abandona el  Canal del Beagle, y toma el rumbo hacia Drake, se va a encontrar con un mundo que nada tiene que ver con el que ha visto hasta antes de llegar ahí, por tanto disfrute de él.

Tras sobrepasar Drake, empezará a encontrase con los primeros hielos flotando sobre las aguas, a veces llanas, como un plato, a veces revueltas. Notará que el clima varía constantemente, que de pronto hace sol y de pronto se nubla y llueve o nieva, y que la mar calmada se revuelve o se cubre de hielo. Es la Antártida, que es así de cambiante. ¿Que si de repente se desata la tormenta y ve desaparecer las proa del barco bajo las aguas…? No se preocupe, mientras desaparezca la proa no pasa nada, el barco, aunque con más problemas que antes, seguirá navegando. En esa caso, no salga a cubierta, y si ese cambio climático se produce cuando está en la cama, átese y déjese llevar.

No se le ocurra coger un pingüino, pues, aparte de que no podrá, ya que torpes en apariencia, son hábiles a la hora de zafarse, está prohibido. Tampoco provoque a los leones marinos. Además de impresionantes en cuanto a su tamaño, son ágiles y pueden atacarle. Por eso, tampoco pase muy cerca de ellos.

Seguramente visitará bases, que están ocupadas por militares y biólogos. Algunas están abiertas durante todo el año, otras cierran durante los meses de invierno, que son entre mayo y octubre, donde la luz desaparece y las temperaturas descienden muchísimo, tanto que nada tiene que ver con las que va a soportar usted, 15 ó 20 grados bajo cero.

En La Antártida  se ve claramente que el clima está sufriendo un gran  cambio, ya que determinadas zonas que estaban siempre cubiertas por el hielo, ahora no lo están, todo debido, según los científicos, a la capa del ozono, cada vez más débil y frágil.

Sin duda, uno de los mayores atractivos del viaje a la Antártida, sin menoscabar los bellos paisajes que descubrirá entre hielos, es Decepción la isla en la que, según la leyenda, el corsario Drake escondió sus tesoros pero que nadie encontró, de ahí su nombre: Decepción.

Es un isla peculiar.

En realidad es un volcán, que una de sus erupciones rompió una de las paredes de su cono penetrando a través de esa enorme abertura el agua del océano. Es, por tanto, una isla con un gran lago en su centro que se comunica con aquel a través de una enorme entrada a la altura de donde se encuentra los denominados Fuelles de Vulcano, una especie de roca de forma cilíndrica. En el mar interior de Decepción está una base española así como restos de instalaciones  en las que los noruegos de principios del siglo XX extraían el aceite de las ballenas.

En el supuesto de que una mala mar no impida a su barco entrar en el mar de la isla, en unos puntos concretos de sus playas podrá bañarse siempre y cuando no se separe más allá de dos metros de su orilla.

Sin duda los dos grandes momentos del día son los desayunos y las cenas. En los primeros se especula sobre lo que van a encontrase a lo largo de la jornada, en las segundas es cuando se comentan esas incidencias. Y sobre todo si tiene tiempo y lee libros de la biblioteca, o le invitan a ver alguna película, notará que la temática de unos y otra es siempre la Antártida y que los personajes más renombrados son sus héroes, o colonizadores: Scott, Amundsen, Sheckleton, etc.

En fin, que  si se le presenta, no dejen pasar la oportunidad de viajar hasta allí.

Eso sí, preparen el viaje con tiempo, entre noviembre y marzo, ya que los otros meses coinciden con el invierno austral en el que las temperaturas  suelen descender a los 40 grados bajo cero y la luminosidad es mínima.

Con tiempo, pues –ahora es la mejor época, pues el viaje requiere ciertos requisitos- , infórmense y vea las ofertas que hay. Internet es el mejor medio.

Pedro Prieto