Y los ángeles cayeron… en Madrid.

 

En un paseo típico por la ciudad es muy frecuente toparse con numerosas esculturas que van coronando y decorando algunos de los monumentos más destacables de Madrid. Basta con que uno eleve la vista y podrá observar desde las típicas cuádrigas en edificios como el Ministerio de Agricultura, hasta las famosas cariátides del Instituto Cervantes. Las esculturas son muy frecuentes, configurando la urbe como museo de obras públicas de todos los estilos y colores. Pero de entre todas, existe una en concreto que capta la atención del visitante que conoce de antemano su peculiar historia, pues si no se poseen datos de la misma, pasaría completamente desapercibida ante los ojos de cualquiera. El protagonista de hoy es el Ángel Caído del Parque del Retiro. En otras palabras, una de las pocas esculturas dedicadas al diablo, a Lucifer, al maligno o a como se le prefiera llamar, que existen en el mundo. El autor de esta controvertida obra fue Ricardo Bellver, un escultor madrileño que la realizó en el año 1877 y con la cual ganó el premio de la Medalla de Primera Clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes. La escultura, ubicada en un primer momento como elemento aislado, está inspirada en algunos de los versos de “El Paraíso Perdido” de John Milton. Fue después, en 1880, cuando se sumó al conjunto escultórico el pedestal que a día de hoy aún la sostiene. 

Éste último se realizó en bronce, piedra y granito y le otorgó la cualidad de fuente. Pero al margen de ser inusual por representar lo que representa, al “Ángel caído” no le faltan curiosidades. La más sorprendente tiene que ver con su altitud topográfica que ostenta la diabólica cifra de 666 metros sobre el nivel del mar. Muchos afirman que este hecho no es tan asombroso como parece, pues la altura media de la ciudad es de 655 metros. Pero que esta medida exista precisamente en una escultura dedicada al diablo, no deja de ser por lo menos llamativo. La razón que capta todas las atenciones es que en esa época no existían los sistemas de medición actuales, por lo que realizar la escultura a esa altura determinada de forma intencionada era prácticamente imposible. Al margen de esta “casualidad”, la leyenda siempre ha ido ligada al Ángel. Se ha llegado a decir de todo… Desde que algunos sacerdotes la han llegado a exorcizar, hasta que ha sido objeto de rituales, ceremonias y premoniciones. Además, son muchas las personas que afirman que se trata de la única en el mundo de esta índole. No es que haya muchas y aunque “vende” mucho más para los amantes de las conspiraciones y de lo esotérico como ente único en su especie, el Ángel no está solo. En Turín cuentan con otra similar llamada “El Monumento al Traforo del Frejus”. 

Está dedicada a los trabajadores que operaron en la ejecución del carril del túnel de la localidad. Su forma es piramidal y en la cima se ubica Lucifer como figura alada. Por último, otro caso parecido, también es España, y con polémica más política que esotérica.

En Tenerife cuentan con un “Monumento al Ángel Caído”, conocido a nivel popular como “Monumento a Franco”. En realidad es una obra del escultor Juan de Ávalos en conmemoración a la victoria del ejército del dictador en la guerra civil. 

La obra representa al Ángel volando y sobre sus alas un hombre con una espada acechante. Siempre se ha debatido si esa figura representaba o no al General.  Lo que si es verdad es que ninguno de los dos tocayos alcanza la topográfica cifra de “La Bestia”. El aspecto numérico, además de la expresividad de su rostro, como si estuviera gritando y sus formas “laocoontianas”, dotan a  nuestro madrileño Ángel Caído de un carácter especial y único. Por si fuera poco, algunos transeúntes incluso lo confunden con Cúpido, el Dios del amor. ¿Será verdad aquello de que del amor al odio hay un paso?

En fin, si seguimos analizando ángeles madrileños, menos maligno pero si cabe más curioso es el famoso “Ángel Estrellado”.

En la calle Mayor y a pocos metros de la Puerta del Sol, podemos divisar en el borde de una azotea la peculiar figura de un Ángel que ha aterrizado de forma abrupta. Coloquialmente hablando, se acaba de estampar. Se trata de una obra del escultor Miguel Ángel Ruiz realizada en bronce y de más de 300 kilos. Pese a que muchos también lo conocen como “El otro Ángel Caído de Madrid” su verdadero nombre es “Accidente Aéreo” y fue erigido en ese lugar por decisión propia de los vecinos del edificio. Para los que no sabían de la existencia de uno y de otro, creo que nuestros dos Ángeles Caídos son una visita obligada de ese otro Madrid que merece la pena descubrir.

 

Marta Garau

 

 

 

 

 

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