Ya lo decía Kapuscinski
Si tienen ocasión, léanlo. "Los cínicos no sirven para este oficio", se titula", y su actor es Kapuscinski, que interesa a todos, ya que cuenta las cosas porque ha estado ahí. Además, es un adelantado a su tiempo, sobre todo en periodismo.
Por ejemplo, dice Kapucinski que si en la primera mitad del siglo XX, la información, para la prensa, no era la búsqueda de la verdad, sino ganar espacio y vencer al enemigo particular", ya que, según él, en esa época la información tenía dos caras, "Podía centrase en la búsqueda de la verdad, en la individualización de lo que sucedía, y en informar a la gente de ello, intentando orientar a la opinión pública", o por el contrario "tratar la información como un instrumento de lucha política. Los periódicos, las radios, la televisión en sus inicios, eran instrumentos de diversos partidos y fuerzas política en lucha por sus propios intereses. Así, por ejemplo, en el siglo XX, en Francia, Alemania o Italia, cada partido y cada institución relevante tenía su propia prensa"
Pero a partir de la segunda mitad del siglo pasado, "el mundo de los negocios descubre de repente que la verdad no es lo más importante: que lo que cuenta, en la información, es el espectáculo. Y una vez que hemos creado la información-espectáculo, podemos vender esta información en cualquier parte. Cuanto más espectacular es la información, más dinero podemos ganar con ella". Por ello -apostilla-, "de pronto, al frente de los grandes grupos televisivos encontramos a gente que no tiene nada que ver con el periodismo, que solo son hombres de negocios vinculados a grandes bancos…" Entonces, a partir de ahí, la información se ha convertido en rentable.
Si echamos un vistazo a nuestras cadenas de televisión privadas, tenemos que darle la razón a Kapuscinski. Hoy, muchos de sus programas -Gran Hermano, La caja, DEC, Sálvame, o los desaparecidos Aquí hay tomate, Tómbola, etc.- se han convertido en auténticos espectáculos; en ellos no hay periodistas, sino actores; lo que menos importa es la información, lo que más cuenta es el show. ¡Y la audiencia! Porque la inversión del programa puede ser grande, pero si no funciona, si no tienen audiencia, se quita de la parrilla y a otra cosa.
Sí, no cabe la menor duda: estamos en tiempos en que la información ha pasado a segundo plano para dar paso al espectáculo.
Y es que ya lo decía Kapuscinski
Por lo demás, el periodista polaco, entre otros galardones conseguidos, Premio Principe de Asturias de Comunicación y Humanidades- explica en este libro las causas de la descolonización de Africa, y lo cuenta de primera mano, pues él estuvo allí -Ghana, Burundi, Rwanda, Zaire, Etiopía, Liberia, Uganda, Congo, Sierra Leona, etc.- como enviado especial de su revista Estandarte de la juventud y otros diarios polacos, y habla también de las relaciones entre jóvenes y viejos.
Ya digo: regálenselo, y me lo agradecerán. Y si el autor les interesa, les recomiendo un par más: Ebano, para conocer Africa negra y la Guerra del fútbol. Y también el Imperio. Leyendo ese libro supe que uno de los presupuestos más altos de la URSS era el de las alambradas. 40.000 kilómetros de perímetro rodeado por tres hileras de alambradas, más las que rodeaban campos de concentración, o gulag -llamados también trituradoras de carne-, estaciones, aeropuertos, laboratorios, fabricas, cuarteles, etc., que por causas del frío debían de renovarse cada dos o tres años, más lo que costaba transportarlas a todo el territorio, cuenta mucho dinero….
Pedro Prieto