"Mi marido ya estaba muerto en v¡da"
Mietta Leoni ha regresado a Palma tras una larga estancia en Madrid.
Para hablar un rato, nos citamos en el Cuba. La vi muy guapa, serena y tranquila. "He venido a enterrar el cuerpo de Dieter, mi marido".
Lo que no me dice es cuando, pues no lo sabe. No depende de ella, sino del Anatómico. "Es curioso, a poco de morir -dice- lo querían dar por cerrado el asunto, sin embargo ahí sigue gracias al juez que me recomendó que no se incinerara".
Según me recordó, Dieter falleció el tres de julio del año pasado, pero su cuerpo sigue, después de casi doce meses, en la cámara frigorífica del Anatómico Forense de Palma.
"Murió tres días después de haber firmado en el juzgado. También había firmado el 15 de junio y el 1 de junio. Estaba, por tanto, en regla, ya que pasaba cada dos semanas a firmar, y yo le acompañaba. Y estaba claro que yendo a firmar cada vez que le tocaba, no tenía ningunas ganas de huir a Nicaragua, como se dijo… Porque se han dicho cosas increíble. Se le ha llamado prófugo, que es una persona que se esconde, que se fuga, que no da la cara. Y Dieter estaba ahí, cumpliendo con lo que le había dicho el juez. ¿Tú crees que si su intención hubiera sido, como se dijo, la de fugarse, no lo habría hecho ya en el 2009 cuando se presentaron en mi domicilio doce personas, entre policías españoles y alemanes? Pues ya se vio que no, sin embargo…."
Mietta no quiere volver a aquel 3 de julio. “Asumo que por la deficiente investigación española ante las acusaciones alemanas, mi marido ya estaba muerto en vida. Murió ese día, pero ya se había ido. Yo no voy a entrar en detalles, pues lo dejo en manos de la Justicia, pero…."
Mietta pone delante de mi un documento "que no he mostrado a nadie hasta ahora".
Me cuenta que una mañana de noviembre de 2009, a la vuelta de un viaje, abrió la puerta de su casa y se encontró con policías españoles y alemanes que ni preguntaron por Dieter, que se encontraba en su casa de San Agustín. "Durante cuatro horas me registraron la casa de arriba abajo buscando no sé qué cosas. Miraron mis cajones, mi ropa, lo revolvieron todo. Se llevaron un ordenador… ¿Qué pasa aquí?, pregunté a Dieter, a quien pedí que de inmediato se pusiera en contacto con la abogada de la empresa, señora Dirks, para que pidiera de forma oficial al fiscal Gallhoff sobre su situación, y si tenía algo que ver con el caso Helmut Johan Kiener. Y el fiscal firmó un documento -este- en el cual afirma que Dieter Frerichs nada tiene que ver con ese caso ni con ningún otro, lo cual me tranquilizó y nos petmitio seguir viviendo nuestra vida de forma normal. Sin embargo, cuatro meses después, el 13 de abril, la Audiencia Nacional número 4, a instancias del juzgado alemán, firma su extradición. ¿Por qué?, nos preguntamos. ¿No asegura el fiscal que Dieter nada tiene que ver con lo que se le acusa, y por lo cual se le extradita?"
Según dice, la prensa, especialmente la alemana, ha contado muchas mentiras sobre este asunto sin que la Justicia, de momento, no lo haya impedido, mentiras y difamaciones que pueden destruir la imagen y la honorabilidad de una familia, "aunque, pese a ello -señala-, nuestra imagen y honorabilidad no se ha resquebrajado en absoluto, pues seguimos siendo los mismos, tal vez más unidos, con los mismos amigos". Por ello, Mietta piensa que la Justicia española tendría que averiguar hasta que punto es verdad lo que se ha dicho, llegar al final, cosa que por ahora no ha hecho. "Mira, se le quería extraditar a pesar de la declaración del fiscal. Pero también se le quería extraditar sin hacer caso a los certificados médicos que adjuntamos, entre otros, dos: Dieter padecía una enfermedad incurable, detectada en Palma, llamada Tinitus, que con una fuerte stress produce un constante sonido en la cabeza de quien la padece, que puede llevare a la locura, al suicidio. Hace un tiempo, Dieter había sido operado por el doctor Javier Beut, en la clínica Rotger de un agarrotamiento que padecía en su mano derecha, denominado Dupuytren, que al hacer perder la funcionalidad de la mano no le permitía coger objetos. De ambas dolencias tenía constancia la Audiencia Nacional número 4, sin embargo le extraditó. ¿Entienden por qué digo que Dieter vivía, pero estaba ya muerto…?"
Mietta, llegado a este punto de la conversación, aunque mejor monólogo, pues ella habla mientras que yo escucho, señala "que en realidad, el problema lo tienen ellos, los jueces y fiscales, los que han de decidir si una persona es inocente o culpable. Y en este caso, hasta ahora, he sufrido una gran decepción. Por eso yo no quisiera estar en su lugar. Y otra cosa: a Dieter se le señala un a fianza de 3,4 millones de euros para no entrar en la cárcel. Y digo yo: si hubiéramos tenido ese dinero, lo hubiéramos pagado. Pero es que no lo teníamos, ni eso ni mucho menos. Por eso insisto: que se haga justicia y que se busquen las pruebas que parece que han desaparecido, las cuales ayudarán a esclarecer este asunto".
P.P.