¡Una Navidad de muerte!

 

¡Qué bien! Se acerca la Navidad y estoy en-can-ta-da!!! Lo digo sin tapujos. A mi me chifla esta época del año, aunque seguro que alguien prefiere antes la muerte que las fiestas navideñas. Allá donde mucha gente resopla ante la inminente idea de verse en una vorágine de compras, compromisos sociales, gasto inútil y relaciones familiares forzosas, yo no veo el momento de que lleguen. Y alguien dirá, -claro, le gusta ir de compras y es una consumista nata-, pues a parte de eso y os confirmo que la respuesta es afirmativa,  a mi la simple idea de una nueva edición de las "superfiestasnavideñas" y todo lo que eso implica, me pone. Además con los años he desarrollado una gran capacidad de adaptación a los  regalos no deseados, cabalgatas que te destrozan los pies, niños inquietos y ansiosos, comidas y cenas delirantes aderezadas con conversaciones familiares punzantes y un largo etc. ¡No me digáis que todo eso no mola! Sin contar que ya le estas dando, como he hecho yo, una aspirina a tu visa para que vaya cogiendo fuerzas. Pobrecita. Y eso que este año los españoles vamos a gastar el 45% menos que en años anteriores, lo dicen las encuestas. Tranquilos, yo me gastaré la diferencia en nombre de los demás. Estamos en epoca de solidaridad y hay que ponerla en práctica, ¿no?, pues eso, que yo ya voy calentando motores.

Por de pronto estoy pensando cómo lo puedo hacer para que este año la fachada de mi chalet quede más vistoso que el de mi vecina Clara. Lo tengo muy difícil. Por más que me esfuerzo cada año me gana ella. Este año estoy por esperar a ver qué pone ella primero para poder superarla, pero el problema es que no tengo mucha paciencia y acabaré colgando lo que me parezca y cuando vea lo suyo me dará un ataque de nuevo. Como cada año. Y es que tiene muy buen gusto la puñetera. En fin, me fijaré bien en las propuestas de las revistas a ver si con lo que tengo y tuneándolo todo un poco consigo la admiración vecinal. Urge decir que en mi barrio que es un poco pijo, ya que somos una comunidad de chalecitos muy monos con su respectivo jardín delante, hay de todo. Los hay quienes cada año asaltan las tiendas de los chinos y envuelven, literalmente, su fachada de luces de todas las formas y colores, y para rematar la faena, ¡con música!. Por no mencionar a los papás noeles y reyes que parecen que se han ahorcado de tanto ruido tirándose de la ventana del piso superior. Luego súmale las bolas de navidad que cuelgan de los árboles, aunque sean olivos, naranjos o limoneros, formando un pupurrí de frutas y plástico fino, que de todo hay. Una auténtica casa de los horrores multicolor. Menos mal que no todos hacen eso.

Luego hay los vecinos más chic y con clase, como mi vecina Clara a quien cuesta superar. Un año compré unos renos carísimos de luces let azules monísimos que cuando los enchufaba movian la cabeza de arriba a bajo y de derecha a izquierda y viceversa. Me quedó muy lucido y lo mejor, los vecinos se paraban a admirarlos, y los conductores frenaban para verlos bien. Esa navidad fue satisfactoria. Pero bueno, el interior merece también un poco de atención y por eso año tras año procuro impresionar a propios y extraños con una currada decoración y es que ¿os he dicho que me encanta todo este rollo? Bien, luego está el temita de los regalos. Chicas, haced como yo, ayudad a Santa Claus o los Reyes Magos (depende de quien venga en vuestras casa, en la mia  vienen todos) y facilitad al máximo la dura tarea de acertar. Es fácil, pones fotos en la nevera de lo que quieres con la dirección del sitio donde se vende. No falla. Y si pones talla, precio y color, mejor. Si eres tú la que debe comprar regalos hay una regla de oro: a los niños lo más parecido a lo que han escrito en la carta si no quieres que te odien y a los demás los regalos más tontos y repetidos año tras año. Total, el detalle es lo que cuenta.

Más cosas. La repartición de las fiestas segun tradición e inposición. Nochebuena en casa de tus padres, navidad en los de él, segunda fiesta en la casa de campo, nochevieja en hotel o casa con amigos, reyes con abuelos, tios,  cuñados o primos o al revés. Las combinaciones son múltiples y complicadas lo mires por donde lo mires. Hasta para ver llegar  a los Reyes majos hay discusiones a veces, -aquí cariño, que allí el año pasado el rey Baltasar nos acribilló de caramelos ¿te acuerdas cielo? y acabamos en un urgencias con la niña con un ojo morado-, uuuufff, -aquí??' pero si no se ve nada de nada...!- , -bueno total, para lo que hay que ver, son los mismos de cada año, no protestes y tira pa'llá-, . Pero es todo tan divertido, hasta el mosqueo que pilla tu marido por tener que pasarse una hora y media con tu hija pequeña (cada vez más grande) a hombros durante todo el recorrido. Y ¿qué me decís de las señoras mayores que te clavan el paraguas en el pie porque no paras de hablar? Son tan monas ellas...

¿Y el tema comilonas? Siempre dices que es la última vez que vas a casa de algún familiar pero al final, vuelves con la esperanza de que alguien muera atragantado por una aceituna con boquerón. Te horrorizas con la decoración de tu suegra que por enésimo año combina los platos de plástico del Mercadona, la cubertería de plata de la postguerra, las copas de cristal de Bohemia, el mantel bordado, los vasos que consiguió con puntos en los 70 y rematando la estampa: los pétalos de flor con olor esparcidos por toda la mesa consiguiendo que el salmón sepa a gel de La Toja. ¡Y lo mejor de todo es que a ella le gusta!Yo os propongo ver la cara divertida del asunto. ¿Que no sabe cocinar y no sabes cómo terminarte ese no-se-sabe-qué relleno de dátiles con trufa y queso que se le ha quemado  por fuera y necesita un drenaje por dentro? Finge un ataque epiléptico metiéndote una aspirina efervescente en la boca y tragando un poco de agua. Con suerte se olvidará todo el mundo de comer y pasarán directamente al postre, que como lo has comprado tú, es delicioso.

A pesar de los no pocos obstáculos que la vida (y la familia) os van a poner estas navidades, recordad que siempre nos quedaran los amigos, que son un gran aliado en estos días ya que además de acompañarnos a todos lados y ayudarnos mútuamente en las múltiples obligaciones que estas fechas nos exigen, y con quienes en un momento de pánico extremo y naviditis terminal,  podemos pillar una buena cogorza y no despertar hasta el 7 de enero, cuando todo habrá terminado . Lo prometo. Yo mientras dure el proceso, ¡pienso divertirme al máximo!

 

Sandra Llabrés

 

Diccionario:

 

Navidad: Época del año en la que comes lo que te pongan.

 

Compromisos: amigo invisible.

 

Solidaridad: que demuestras comprándote la misma falda que tu mejor amiga, total salís poco juntas.

 

Tiendas de los chinos: donde hay lo mismo que en las demás pero colocado con menos galmour.

 

Bolas: lo que se le hincha a tu chico cuando lo arrastras de compras navideñas.

 

Chic: tú en navidad y no la desgarbada de tu cuñada.

 

Reyes Magos: Los que hacen la vista gorda con los cuñados ex-deportistas.

 

Regla de oro: cuando te viene el periodo en plena comida navideña.

 

Nochevieja: la noche en que todo es caro, frio y malo.

 

Suegra: alien adaptado.

 

Cogorza: no sabes lo que es. ¡Tú solo coges "un punto"!

 

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