En mi consulta nos reímos mucho, los pacientes, el personal, la risa y el buen humor son importantes. Hay que aprender a tomar la vida con humor, no hay nada como reírse a carcajadas para aliviar el dolor, o sentirse con más energías y ganas de hacer cosas, está científicamente probado.

La risa es contagiosa. El sonido de un grupo de persona riendo a carcajadas es mucho más contagioso que la tos, un estornudo o un resfriado. Cuando la risa es compartida, une a las personas y aumenta su sensación de felicidad y de intimidad y la risa despierta reacciones fisiológicas sanas en tu cuerpo. El buen humor y la risa fortalecen tu sistema inmunitario, aumentan tu energía, son un analgésico potente que ayuda a reducir la sensación de dolor, y te protegen de los efectos nocivos del estrés.

¡Ríete! Es bueno para tu salud.

Reír te hace sentir bien, y esta sensación se queda después. Estar de buen humor ayuda a tener una visión positiva e optimista incluso en situaciones complicadas como pérdidas, disgustos, etc. A veces en momentos difíciles una sonrisa llega más lejos que las palabras.

La risa reduce el estrés; es imposible sentirse ansioso, enfadado o triste cuando te ríes. Todos hemos sido de testigos de ataques de risa de algún presentador de telediario, más de una vez en momento “inadecuados” anunciando una drama particularmente impactante, es una defensa natural del cuerpo para aliviar el estrés.

La risa y el dolor

El Dr. Robin Dunbar dirigió una investigación de la Universidad de Oxford publicado en la revista técnica Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences en la que acaba de demostrar lo que muchos científicos piensan desde hace tiempo: la risa podría ser el mejor remedio contra el dolor. El estudio demuestra que los que más se ríen, más capaces sonde soportar el dolor. También descubrieron que no vale con una sonrisa, hace falta reírse a carcajadas para que el cuerpo segregue endorfinas, las hormonas que crean euforia, sensación de alegría y calmen el dolor.

Dunbar estudió dos grupos, unos que vieron videos divertidos y otros videos neutrales durante 15 minutos antes de someter ambos grupos a pruebas de resistencia al dolor (como aguantar hielo sobre la piel). El resultado fue sorprendente: los que se habían partido de risa viendo los videos fueron los que más aguantaban el dolor, más que los que nos se habían reído tanto, y bastante más aún que los que vieron los videos neutrales.

Con este estudio, Dunbar y su equipo también  pudieron demostrar que según el tipo de risa el efecto era distinto: la carcajada provoca efectos analgésicos, mientras la risa llana, no.

Pues eso, ¡Ríete! Que es bueno para tu salud.

Karel Deprez, Quiropráctico - Palma