Como ganarse la vida con una bicicleta trucada
Pedro es un joven músico riojano que se vino a Mallorca a ganarse la vida. Es un hombre orquesta que pasea con todo su instrumental por la playa y que presenta sus servicios a locales de ocio, pero ni en la playa funciona, ni nadie contrata a un músico. Y encima el otro día, van y le roban un instrumento.
Así que, tras haber aparcado todo su tinglado musical, se las ha ingeniado para sobrevivir. ¿Cómo? Pues con una bicicleta especial con la que se pasea por la zona del botellón de la Platja de Palma, y otros lugares, apostando a que no eres capaz de recorrer diez metros, tres veces, sin caerte de la bicicleta.
Según leemos en el cartel que lleva colgado de su espalda, la apuesta es de dos euros y, si gana, se lleva veinte.
Nos quedamos no muy lejos del ciclista, a ver que pasa, y observamos que se le acerca un joven, salido de entre el grupo botellonero, que le da los dos euros, luego se monta en la bicicleta, mira a sus amigos que están sentados enfrente chupando alcohol del cubo con la pajita, estos le jalean y comienza a pedalear… pero a los dos segundos está a punto de caer, todo porque la bicicleta, a nada que echa a rodar, se le va hacia la izquierda, entonces él da un volantazo hacia la derecha, pero la bici se le va, más todavía, hacia la izquierda. Resultado: pierde el equilibrio.
Lo intenta dos veces más, y por las mismas circunstancias, no consigue avanzar dos metros. Ha perdido.
Enseguida aparece otro espontáneo, paga los dos euros, pedalea, se cae, vuele a pedalear, se vuelve a caer, lo intenta por tercera vez, pero se cae de nuevo. Ha perdido también.
Un tercero lo intenta tres veces con el mismo resultado que los anteriores: cayendo a poco que pedalea. ¡Jo, con la bicicleta!
A Pedro, que sigue las evoluciones del apostante con atención, le preguntamos si la bici tiene truco. "Bueno, truco… Digamos mejor que es una bicicleta con el manillar trucado. Es decir, si giras hacia tu derecha, la rueda gira a la izquierda, y viceversa, y como a nada que echas rodar, la bici tiene tendencia a desviarse hacia algún lado, al intentar enderezar el sentido, mueve el volante, la rueda gira hacia el otro lado y pierdes el equilibrio. Yo les advierto de que eso es así, pero ellos apuestan… Lo intentan. Total, por dos euros no pierden mucho, y a me viene muy bien".
Otro alemán paga la apuesta, lo intenta… Pero nada, no avanza, pierde el equilibrio, pierde la apuesta. Dos euros más al talego… Y la noche no ha hecho más que comenzar….
Pedro Prieto