Doña Pilar de Borbon va al mercado
Doña Pilar de Borbón compra siempre en el Mercat de Santa Catalina, de Palma, a donde suele acudir una o dos veces por semana.
Ayer a medio día fue uno de esos días de compra.
De blanco impoluto, con una cesta en la mano, doña Pilar deja aparcado el vehículo cerca de una de las puertas. Cerca del de ella, aparca el escolta.
Doña Pilar, que es muy conocida por la mayoría de vendedoras del lugar, saluda a los que están en los puestos en los que compra, quienes, a su vez, corresponden al saludo.
Como buena ama de casa, pregunta por la calidad del producto y por su precio. Vamos, que no es de la que compra al buen tun tun, sin preguntar y sin enterarse de cuanto le va a costar. Y paga al contado, nada de tarjeta o talonario. Pregunta que cuánto, saca la cartera del bolso, extrae el dinero y paga.
No sé si lo hará cada día, pero ese día, a mitad de la compra, hizo un alto en el camino, se detuvo en uno de los bares y, de pie, se tomó -creo- un cortado.
Además de pescado y gambas rojas, compró carne. Y antes de regresar a casa, compró un ramo de flores.
Doña Pilar de Borbón disfruta de los veranos mallorquines desde casi recién casada. Primero tuvo una casa en Sol de Mallorca, mirando al mar. Luego, Dona Pi, en Porto Pi, casa que por una serie de deficiencias urbanísticas, fue derribada. Eran tiempos del alcalde Fageda, que me temo que fue quien más lamentó el derribo que él ordenó según señalaba la sentencia. Sí, la casa de la hermanan del Rey convertida en escombros, ¡lo nunca visto! Era una casa muy bonita, de dos plantas, que estaba donde ahora está restaurante japonés y que era más baja que el edificio que se construyó en su lugar. Fue una casa que vio crecer a sus hijos, a la que fueron a cenar algunas veces los Reyes y sus hijos. Incluso cenaron en ella el Barón Thyssen y su esposa, Carmen Cervera. Y de ella salió, de novia, camino de la Seo, Simoneta, la mayor de los hijos de doña Pilar.
Pese a quedarse sin casa, doña Pilar siguió viniendo a Mallorca verano tras verano. Ahora vive en Sol de Mallorca, donde tiene la intención de seguir hasta octubre. "¿Qué tal verano que están pasando? Mucho calor, eh ", preguntó al vernos. "Sí, muy caluroso, y habiéndose ido ya los Reyes, aburrido. Nos da impresión de que a nivel periodístico se ha acabado". "Pues que lo pase usted bien".
Pedro Prieto (texto y fotos)