Dubai, el colmo del lujo
Hace unos años mi hermano decidió cambiar de destino laboral dejando atrás su carrera de hostelería y su trabajo de aquel tiempo por estudios de piloto en Cuatro Vientos. Tuvo suerte y en nada pilotaba unos de esos 330 y 340 de las compañías ya quebradas por Fomento, Air Madrid y Air Comet. Coincidiendo con la crisis económica y harto de tanta inseguridad se fue a hacer unas pruebas a Dubai. Era harto difícil que superara tanto nivel exigido por el mundo árabe de Etihad Airways, pero, ahí está. Le fuimos a visitar y para nuestra sorpresa descubrimos en Emiratos aquel “sueño de las mil y una noches” hecho realidad.
El colmo del lujo es pasear las marinas sin poder bajar la cabeza, seducidos por cada una de las virguerías arquitectónicas de los rascacielos en fila que si los miras de lejos parece que van a chocar. Sentí las ganas de agigantar mi dedo índice y en un capricho irreal tocar uno de aquellos altísimos edificios e imaginar que caía afectando al resto en una suerte de efecto dominó.
Aún más el colmo son los gigantescos malls para ir de Shopping, donde de la nada aparecen pistas de esquí y patinaje sobre hielo y enormes acuariums, por no comentar las faraónicas tiendas de las mejores marcas del mundo comercial. Aquello me pareció la locura cuerda de los petrodólares y sobre todo, las vistas del edificio más alto del mundo el Burj Kalifa con tan sólo 828 mtr que parece salido directamente del imaginario mágico mundo de Tolkien. Bajando esa altura hay unos canales piscina con fuentes danzantes que cada media hora cumplen su misión al son de Pavarotti, Michael Jackson o música autóctona. La experiencia es emocionantedel todo cuando te observas rodeado por miles de turistas de vellos escarpadosde y aplausos histéricos ante tanta belleza y sincronicidad. Servidora, una más entre ese tsunami multirracial, pensó en la poca inversión que los baleares habíamos hecho en este tipo de atracciones para promocionar “Ciutat” y me imaginé esas mismas danzas acuáticas en el Parc de la Mar, justo enfrente de la Catedral, delante de la carretera de seis vías que dicen hola y adiós al que nos viene a visitar.
La cultura local ofrece una variedad de contrastes que va desde los vestidos negros que cubren los cuerpos de sus féminas, retales de su pasado más beduino en el desierto y la normativa de su religiosidad, con los cochazos último modelo del mismo color. Ellos, coronados con velos en diademas negras y shilabas en blanco impoluto, usan el mismo color para sus autos y ni te miran envueltos en una especia olor a respeto y altivez de la diferente y lejana mentalidad. Ahí una turista puede vestir como quiera, menos cuando visitan una mezquita. Y no te pierdas las modas de ellas que si niqabs estrechos, shadores en sedas naturales, bordados en hilos de oro y con algún que otro diamante de los de verdad. Algunas cubren sólo el cabello y enseñan facciones requetepintadas en la última colección de tonos channel. Lucen bolsos de marcas de más de seis mil euros y viven en palacios, con playas privadas que trajeron arena del caribe para clarear sus aguas. Lo dicho! el colmo del colmo del lujo ya no está en Londres, París, Nueva York sino en Abu Dhabi y en Dubai.
Sin embargo, la pregunta que a todas se nos ocurre en ese lugar es ¿quiere una mujer occidental, liberada y autosuficiente vivir esa vida sumisa en lujos y encerrada en oros? Sí, oro de la mejor calidad, pero qué son las jaulas de oro para “la libertad”? y que no me interpreten mal, que si se decide libremente por amor o al lujo y la abundancia de dineros, entonces sí así lo deseas, que nadie se meta.
Todo ese derroche respondía a un plan perfectamente diseñado en el que el conjunto de Emiratos tiene clara la funcionalidad de cada uno de sus estados. Si el petróleo se acaba, ya han invertido en la ciudad soñada por los nuevos millonarios que seguirán dispendiando fortunas en sus parques temáticos.
…Y los mallorquines acostumbrados a vivir del turismo, la oferta hotelera y complementaria, en Dubai, se darían con un canto en el diente del oro de lo que representa la verdadera calidad, el lujo y lo que la cadena 'Jumeirah' con sus perfectamente asimiladas 7* dan. Te es fácil olvidar rápidamente el concepto estandarizado de las 5* catalogadas como lujo máximo de muchas cadenas hoteleras que nacieron en nuestras tierras y que allí se quedan obsoletas, como nuestros hoteles de los años 70 sin rehabilitar, como las zonas turísticas de gran parte de nuestro litoral ávidas de reformas que intereses particulares quieren boicotear, lógicamente aupados en el por qué? nadie pensó a futuro? y tuvo una idea genial como la de esos árabes en el inicio de nuestro BOOM turístico que permitiera la realidad de una evolución sostenible y sin perjuicios en contra de los demás. Qué lejos estamos de poder captar ese turismo que nos abandona por rancios, para alojarse en estos nuevos mundos curiosos, llenos de contrastes futuros y pasados y me invita a una clara y profunda reflexión sobre "nuestro pan para ayer, hambre para hoy”… saldremos adelante? pensando en positivo debo decir que si de un desierto han creado estas metrópolis, seguro que nosotros encontraremos el camino.
Por Cristina Gamero