El drama de Silvia, Manuel y M
Hoy jueves 30, a las dos de la tarde, Silvia y Manuel deberán de dejar a M en las dependencias de Menores, en la calle General Riera de Palma. M fue acogida por este joven matrimonio, padres de un niño, en acogida temporal. Todo porque su madre biológica no pudo hacerse cargo de ella. La niña fue tutelada por un matrimonio, que al poco tiempo la devolvió. Silvia y Manuel, que deseaban adoptar a una niña temporalmente, se hicieron cargo de ella.
A los dos años, cuando iba a ser devuelta a su madre, esta renunció. Como el padre no apareció en ningún momento, la niña volvió a su casa. Desde Menores les anunciaron que iban a dársela en pre-adopción. Como no podía ser de otro modo, Silvia y Manuel se hicieron ilusiones. Bautizaron a la niña, le hicieron un cuarto para ella sola, la llevaron a un colegio, como si fuera su hija. Su hermano también estuvio feliz sabiendo que se iba a quedar con ella para siempre. Y sus primos. Pero hace unos meses les avisaron de que el padre había aparecido y que la reclamaba.
El padre es inglés y se la quiere llevar a Inglaterra. Es más, quiere cambiarle el nombre. Por eso, este medio día Silvia y Manuel han de devolver a M. Es la Ley.
La niña quedará en una centro de acogida durante un periodo de tiempo y será visitada por el padre que ha hecho acto de presencia tres años después de haber nacido M. En el caso de que este reúna las condiciones, le será entregada.
Silvia y Manuel, muy a su pesar, no están en contra de que la niña vuelva con su padre. Están en contra del procedimiento, de la forma, de dejarla en una centro de acogida. Ellos hubieran sido partidarios de que en ese periodo de prueba, la niña siguiera con ellos y que el padre la visitara en un punto de acuentro. De este modo, la devolución no sería tan traumática como es ahora. Pero cuando la Administración, que no tiene alma ni sentimientos, convierte a un ser en un expediente guardado en una carpeta, pasan estas cosas.
Esta mañana, a poco que se haya levantado la niña, Silvia y Manuel le habrán dicho, con un nudo en la garganta y con todo el dolor del mundo en su corazón, que la van a dejar en un sitio muy bonito, donde la estará esperando un señor muy bueno, que es su papá.
Pedro Prieto