Casualmente coincidimos días atrás en 500 Millas con el portero de Mallorca, el israelí Dudú Aouate. Había acudido con el Ferrari rojo que le compró a Tolo Salom hace unas semanas para preguntarle no sabemos qué cosa y, de paso, echó un vistazo a otro coche, pues casado y con tres chicos en edad escolar dos coches no están de más en una casa.

Y… Bueno, pues que ya que le teníamos en frente, charlamos un rato con él sobre un tema que no apasiona, Israel y más concretamente Jerusalem, a un tiro de piedra de Nazaret, donde él nació.

Dejamos sentado de que no vamos a hablar de política, ni de la problemática que existe en este país entre judíos y palestinos, "porque, aparte de que no me interesa, yo me llevo bien con todo el mundo. El problema es más a nivel político que otra cosa".

 Dudú, como buen judío  procura cumplir, dentro de sus posibilidades, con su religión, sin llevar las cosas al extremo que las llevan los ortodoxos, pues no se considera de estos y, desde el punto de la estética, sobre todo en la forma de vestir y en el corte de pelo, tampoco la suya tiene nada tiene que ver con la de ellos, pues no usa levita, ni lleva sombrero ni desde sus sienes brotan los tirabuzones o peines. Sin embargo, en según que momentos y rezos, se coloca sobre su cabeza la kiipá, en incluso tiene en casa el tefilín , que es una correa con  un pequeño cubo que si sitúa sobre la frente y que contiene un pequeño pergamino con  cuatro párrafos de versículos de la Torá.  No nos aclara si  se pone alguna vez  los tzitzit -se pronuncia sisit- , que son cuatro flecos anudados al talit especie de túnica con la que se cubren la cabeza, o que llevan al cuello, como una pañoleta, y que simboliza la responsabilidad. Y no insistimos sobre estos temas porque pensamos que  pertenecen a su vida privada. Tampoco preguntamos  lo que hace en el sabath, si reza, canta o lee la Torá, y si los alimentos y las bebidas son kósher , o puros de acuerdo a los preceptos de su religión, o si en la cocina de su casa tiene una doble pileta para no mezclar los utensilios que hayan estado en contacto con la carne y los lácteos. "No soy ortodoxo, pero dentro de mis posibilidades, intento cumplir", dice. Por ello, tampoco preguntamos sobre su comportamiento en el día del  Yom Kipur, o día del Perdón, que es la fiesta más grande de los judíos, dedicada a la oración y ayuno "y en la que por no poder hacer nada, no puedo ni jugar al fútbol. Por el Yom Kipur, a lo largo de mi vida profesional,  he dejado de jugar algunos partidos. En cambio, si hay que jugar en Sabath, se juega".

Dudu habla y escribe hebreo, y también habla correctamente el castellano, igual que su familia. "Cuando sales de tu país para estar tiempo lejos de él, no te queda más remedio que espabilarte, y si quieres integrarte en la sociedad que vas a vivir, tienes que aprender su lengua. En eso, en caso, no tenemos problemas".

Observamos que está conectado con el resto del mundo a través de su móvil -nos pareció un IPhone ¿4S?-. Nos dice que su ordenador es el Mac y que tanto sus hijos como él tienen un Ipad, sin duda la herramienta del futuro,  que estos ya conocen muy bien

Una vez en el terreno de juego, dentro de lo que cabe, es supersticioso, como casi todos los futbolistas, y en especial los porteros. "Suelo pisar el área con el pie derecho y luego me acerco y toco el larguero con la mano derecha".

No considera a los futbolistas unos privilegiados, "ya que para llegar a cierto nivel has tenido que trabajar fuerte y muy duro durante toda la vida, y pese a ello, mucho se quedan en el camino. Nos, por tanto, cuestión de suerte. Suerte es que te toque una quiniela o la lotería"

¿Que qué van hacer por Navidad? "Para nosotros, los judíos, no existe la Noche Buena ni el día de Navidad. Son dias como otros cualquiera, aunque respetamos a quienes celebran esas fiestas. La nuestra es  Rosh Hashaná, o Año Nuevo, que celebramos el 1 de enero. Por eso, Las Navidades, como tenemos amigos no judíos que la celebran, si estamos con ellos procuramos sumarnos a la celebración"

Pedro Prieto