El preso arrepentido
El día en que presos y gitanos disputaron el partido de fútbol en el polideportivo del Centro Penitenciario de Palma, se me acercó uno de los internos que desde la tribuna estaba presenciando el choque para preguntarme de qué modo podía pedir disculpas públicamente al director del centro, Manuel Avilés, a la Junta de Tratamiento, a los funcionarios y a sus compañeros, los presos, por un acto que había cometido, "con el que, además, no he conseguido nada de lo que me había propuesto"
El interno dijo llamarse Fernando Moyá Pérez y confesó una condena de 12 años y 7 meses, de los que le quedan 3años y 8 meses, pero que ahora puede verla incrementada entre seis meses y un año, todo -dice- "por cometer un quebranto", o sea, escaparse.
Nos cuenta Fernando que habiéndose ganado la confianza de la Junta de Tratamiento por su buen comportamiento, "estaba realizando tareas en el exterior de la cárcel. Todo iba bien hasta que un día alguien me dijo que mi mujer estaba saliendo con otro, entonces se me cruzaron los cables y me marché sin decir nada a nadie, a averiguar si era cierto o no. Y, efectivamente, estaba con otro. Porque fui a casa y allí los encontré. Hablamos, discutimos, cogí mis cosas y me fui. En vez de regresar a la cárcel, me quede fuera, cometiendo el quebranto. Conocí a otra mujer y me quedé a vivir con ella hasta que a los diez meses la policía me estaba esperando en la casa y me trajo otra vez aquí".
Llegado a este punto, Fernando vuelve a pedir perdón al director de la cárcel "por no haber sabido responder a la confianza que me dio. No se merece que le haga una cosa como ésta. Tampoco a los miembros de la Junta de Tratamiento, gracias a los cuales he dejado de drogarme. Igualmente pido perdón a los funcionarios, pues un quebranto nunca les beneficia. Y también a los demás presos, porque cuando un preso hace un quebranto, esto puede repercutir negativamente en los demás en el sentido de que a lo mejor el Centro, a raíz de esto, tomará otras medidas a la hora de conceder permisos".
Fernando, que creo que habla muy sinceramente, advierte "que hacer lo que yo hice no conduce a nada. O bueno, si. A empeorar la situación que tienes, pues, como en mi caso, no solo no consigues que tu mujer se quede contigo, vamos, que no solucionas el problema, sino que te creas otro, porque tarde o temprano terminas otra vez aquí. Y ese otro problema es el aumento de condena, y lo que es peor: la perdida de confianza de todos. Por eso, públicamente, les pido perdón. No puedo hacer otra cosas. Lo siento, de verdad".
Pedro Prieto