En apoyo del tiburón

Coincidiendo con la celebración de los Días Internacionales del Medioambiente y de los Océanos, que tendrán lugar el 5 y el 8 de junio, respectivamente, Palma Aquarium (Mallorca) ha decidido llevar a cabo una campaña conservacionista en apoyo al tiburón que se prolongará durante todo el mes de junio. Así, desde el próximo domingo y hasta el 30 junio las instalaciones del acuario dedicarán un protagonismo especial a esta importante especie y sobre los graves peligros de extinción que corren actualmente muchos de estos animales.

Además esta acción se completará con las explicaciones que los guías del acuario darán a todos los clientes que visiten el Gran Azul, el acuario de tiburones más profundo de Europa, con 8,50 metros de profundidad, en el que habitan 8 de los tiburones con los que cuenta el acuario. Todos ellos harán hincapié en que al ser un depredador superior, el tiburón contribuye en gran medida en el mantenimiento del equilibrio de los ecosistemas marinos, por lo que su desaparición puede generar un caos en estos.

 No es la primera vez que Palma Aquarium, en el que existen ejemplares de  6 especies diferentes de tiburón, realiza una campaña a favor de estos animales, ya que en 2010 hizo otra con la que consiguió recaudar 8.000 euros que fueron destinados a la Fundación Oceana (www.oceana.org) para su inversión en programa de investigación sobre tiburones.

 Según la jefa de Acuaristas de Palma Aquarium, Diana Alonso, “con esta campaña queremos sensibilizar a la sociedad balear y a todos los que nos visitan de la delicada situación en la que se encuentran actualmente los tiburones; al tiempo que hacer presión ante las instituciones públicas nacionales y mundiales para que, de una vez por todas, se regule la pesca de tiburones en aguas internacionales, ya que la inexistencia de normas a ese respecto hace que cada año se pesquen más de 30 millones de tiburones en todo el mundo, una cifra que supera en 3, e incluso, 4 veces, lo que debería de estar permitido para garantizar la continuidad de esta especie”. España, critica, “es uno de los países en lo que más se pesca este animal”.

Asimismo, añade, “compartimos la petición realizada por numerosas ONG’s sobre la creación de reservas marinas que faciliten la reproducción de estos animales, cuya tasa de natalidad es muy baja puesto que alcanzan la madurez tardíamente, tienen gestaciones muy largas  y su esperanza de vida es relativamente corta; y, sobre todo, acerca de la prohibición del ‘aleteo’, una práctica brutal e inhumana que consiste en extirpar todas las aletas a los tiburones cuando estos todavía están vivos, y arrojarlos al mar con vida, condenándoles a una muerte segura, dolorosa y agonizante”.

 

El Mediterráneo es el mar más peligroso del mundo para los tiburones:

 

Ya lo dijo hace un año Rebecca Greenberg, responsable de la Campaña de Conservación de Tiburones de la Fundación Oceana, cuando visitó Palma Aquarium para recibir la donación hecha por el acuario mallorquín y para impartir una conferencia sobre tiburones: “el Mediterráneo es uno de los mares más peligrosos para los tiburones”.

Aunque ese peligro se hace, lamentablemente, extensible al resto de los mares y océanos, dónde en los últimos 30 años han desaparecido millones de ejemplares. Las cifras que facilita la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) al respecto son realmente preocupantes. De las 30 especies más conocidas de tiburones pelágicos, 11 están a punto de desaparecer, y hay algunas como la del tiburón martillo que han disminuido un 95%. En lo que respecta al Mediterráneo, más del 40% de los tiburones y de las rayas que lo habitan están en peligro de extinción.

Las causas que han motivado esta grave situación, que se ha visto empeoradas en los últimos 30 años, ha sido principalmente la pesca accidental y, por supuesto, la pesca ilegal, seguidos de la contaminación y de la destrucción de su hábitat. Asimismo el “aleteo”,  que se ha incrementado en los últimos años para dar respuesta a la demanda generada por los países asiáticos en los que la sopa de aleta de tiburón es uno de los platos estrella, y la utilización del hígado de los tiburones por parte de la industria internacional de cosméticos, han influido enormemente en el alza de las capturas.

 

El tiburón: un gran desconocido

 

Hay quien se pregunta si en ese declive ha tenido algo que ver la película “Tiburón” que fue dirigida en 1975 por Steven Spielberg y que proyecta una imagen de este animal que poco o nada tiene que ver con la realidad. Aunque lo “pintan” como un animal agresivo, las estadísticas muestran que hay 4 veces más probabilidades de ser alcanzado por un rayo que de sufrir un ataque de un tiburón. De hecho en los últimos 200 años en el Mediterráneo sólo se han confirmado 31 ataques de tiburones, y en algunos de los casos fue ciertamente por error al confundir las tablas de los surfistas con focas, cuyas siluetas vistas desde debajo del agua pueden resultar similares.

De hecho está demostrado que si los tiburones están bien alimentados, como sucede con los que habitan el Gran Azul de Palma Aquarium, no atacan y es posible bucear junto a ellos. Hay algunos como el tiburón ballena que son filtradores.

El tiburón es un pez que no tiene escamas ni vejiga natatoria y que en lugar de huesos dispone de cartílagos. Respira a través de las 5 ó 7 branquias que tiene a cada lado de su cuello y las distintas aletas que surcan su cuerpo funcionan como un ordenador, sirviendo cada una de ellas para los distintos menesteres que se les encomienda: girar, mantener el equilibrio o tomar impulso, entre otros.

Otro aspecto desconocido es el de sus famosos dientes, ya que éstos no están fijados a su mandíbula y cuando se le cae uno en apenas dos días le sale otro. Tanto es así que un tiburón puede llegar a tener 30.000 dientes a lo largo de toda su vida.

Pero si algo maravilla de este imponente animal es su capacidad sensorial. El tacto, el oído, el olfato y la vista los tiene desarrollados al extremo, y es capaz de notar movimientos que se producen a 100 metros de él gracias a la “línea lateral” que recorre su cuerpo y actúa de falsas manos; puede oír sonidos que se emiten a más de 1 kilómetro de distancia; tiene un olfato 10.000 veces más potente que el de los humanos y puede ver objetos situados a más de 20 y de 30 metros.

Y para terminar, el tiburón disfruta de un sexto sentido. El que en las personas se presupone, en el tiburón se hace realidad a través de unos puntitos negros que tiene debajo del hocico. Son las llamadas “ampollas de Lorenzini”, merced a las cuales este prehistórico animal, del que se han encontrado dientes fósiles antiquísimos, puede detectar el campo eléctrico que emiten otros animales cuando respiran y mueven los músculos como el corazón.

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