Biel Pol: - El viernes es tu santo, Joana. ¿Tienes un plan maravilloso con tu familia, o te apetece pasar con nosotros un día de películas y cerveza?

Joana Pol: - Una cosa no excluye la otra.  

BP: -  Anda, no mientas tan descaradamente. Tus hijos tienen quince y veinte años, y tu marido trabaja a tope todos los festivos. ¿En serio pretendes hacerme creer que tienes un plan familiar? Sería la primera vez.

JP: -  Oye, que en el 2004 me fui una semana con toda la familia a París, y pasamos dos días enteritos en Disney.

BP: -  En noviembre.  Hiciste que tus hijos faltaran a clase. Menuda madre de familia. No sé si te has fijado, pero siempre que has organizado un viaje familiar lo has hecho en época lectiva. No me parece muy responsable por tu parte.

JP: -  Oye, que yo tuve mis motivos. Odio viajar en verano. Al fin y al cabo, donde se está mejor es aquí, en Mallorca.  

BP: -  Demonio de mujer,  cuando se tienen hijos se dejan de lado las preferencias personales. ¿Acaso crees que la planificación familiar se refiere sólo a la cantidad de hijos que uno desea? Ah, cuánto me alegro de ser soltero y libre.

JP: -  Ay, Biel. Qué fácil es engañarse a sí mismo pensando que uno tiene la familia que planeó.    

BP: -  Bueno, en cierto modo tú tienes la que planea todo el mundo: un par de hijos, un marido colaborador,  una casa en la ciudad, un chalet con piscina en el campo… ¡Y encima vives en Mallorca! En el fondo has cumplido el plan soñado del ciudadano europeo medio. O mejor dicho, de la mujer europea. El hombre sueña y la mujer dispone, hoy en día.

JP: -  Supongo que debo darte la razón. ¿Crees que las mujeres siguen pensando que la familia ideal es la que se compone de un papá, una mamá, dos hijos y un perro, viviendo en una casa en un buen barrio?  

 
 BP: -  Claro. Sigue siendo la estampa más bonita e ideal de una familia.  

JP: -  Entonces, la planificación familiar del siglo veintiuno es un completo fracaso, digamos lo que digamos las feministas y los progres. A no ser que me digas ahora mismo que todas las chicas que conoces que planean tener una carrera lo hacen dejando de lado el modelo familiar clásico. Dime que conoces mujeres que planean ser madres solteras o divorciadas porque ése es su ideal familiar. Dime que todos los divorciados y divorciadas planearon de antemano dividir la familia. Dime que los ancianos que viven solos en el pueblo o en una residencia planearon ese modelo familiar. No sé. La humanidad ha de adaptarse a los cambios en su entorno. Creo que apenas conozco dos o tres familias que realmente encajen en ese estereotipo que has dibujado al criticar mis vacaciones familiares. Y si encajan quizá es porque las veo desde fuera.  Creo que en realidad, los únicos que tienen exactamente la familia que soñaron son los tipos como tú.

BP: - ¿Los solteros?

JP: - No, Biel, no los solteros en general. Eso incluiría a los solteros involuntarios (que los hay, ¡y no pocos!). Me refería al tipo hedonista y sin ataduras, que disfruta en compañía de quien le da la gana y para envidia de todos de un ocio vitaminado, cultural, lujurioso y desenfrenado (¿para qué se va a frenar? Le importa un bledo lo que digan de él, es autosuficiente y no tiene que dar explicaciones a nadie). Me refería al tipo que siempre ha sabido que no quería una pareja para toda la vida, ni mucho menos una descendencia, para así vivir la vida como más le apetezca. Los tipos como tú.

BP: -Tengo la horrible sensación de que intentas criticarme, pero ¿sabes qué?, tienes toda la razón y llevo una vida envidiable, sólo debo preocuparme de mí mismo, no tengo hijos que me hagan sentir culpable por darme algún capricho de vez en cuando, o por no ser impecable, o por tomar una decisión equivocada, o por darles una educación equivocada, o malos consejos. Me siento un triunfador.

JP: - Oh, y sin duda lo eres. Cuando tu vida se acabe no dejarás nada tras de ti que valga la pena: ninguna extraordinaria investigación científica, ningún invento maravilloso, ni una obra de arte. Ni siquiera unos hijos o unos nietos que te hagan sentir el orgullo de triunfar en algo más que en darse la gran vida. Pero eres mi héroe: te has marcado una meta tan fácil, que sí, sin duda alguna, eres el mayor triunfador que conozco.

BP: - ¡Eres diabólica!