Biel Pol: -Hey, ¿qué te ha parecido mi publicación en tu muro del Facebook?

Joana Pol: -¿A cuál te refieres?   

BP: - Cuando Mari Nova colgó en tu muro la frase “Ser original es en cierto modo estar poniendo de manifiesto la mediocridad de los demás”, de Ernesto Sábato, tú contestaste que…  

JP: - …Lo original siempre está inspirado en lo corriente, eso es lo que contesté.   

BP: - Exacto. Y yo escribí que los originales se limitan a dar una vuelta de tuerca a mediocridades que son la auténtica base de nuestro mundo. ¡Los genios lo deben todo a los mediocres! Y no obstante, los genios son incapaces de ser felices. La felicidad es la compensación del mediocre. Así que ¡VIVA LA MEDIOCRIDAD!

JP: - Grandes palabras. Haz sitio en tu garganta, porque no hace falta ser un genio para hacer que te las tragues.  

BP: - ¿Qué dices, demonio de mujer?   

JP: - Mira, los mediocres no tenemos más remedio que defendernos entre nosotros. ¡Es puro instinto de supervivencia! Pero dejémonos de papanatadas y admitamos la realidad: ¿quién no ha soñado alguna vez en superar a la media en algo, en lo que sea? Hay gente tan desesperada por destacar que, puesto que no puede inventar la cura para el cáncer o el elixir de la juventud eterna o la fórmula para la paz mundial, se convierte en un genio del parkour, del monopatín, del breakdance, del lanzamiento de huesos de aceituna… Es decir, genios de cosas totalmente intrascendentes y que no son útiles a nadie.

BP: - Oye, esas cosas que has mencionado entretienen y hacen disfrutar a mucha gente, así que no deben de ser tan intrascendentes como dices.

JP: - A lo mejor es que intento destacar por borde y antipática. Destacar es importante, en algún momento de la vida. Todos queremos tener algo de qué poder presumir, aunque sea a ver quién mea más lejos o quién se pedorrea más fuerte.

BP: - ¿Estás diciendo que en realidad los mediocres sienten envidia de los genios? Porque permíteme decirte que no estoy de acuerdo en absoluto.

JP: - ¡No! Sólo los que están cerca de la genialidad sienten envidia. Lo cierto es que cuanto más cerca están de ser los mejores, más desgraciados se sienten. Los mediocres estamos absolutamente satisfechos con lo que somos. ¿Qué otro remedio tenemos?    

BP: - Con lo conformado y feliz que me había quedado yo con mi reflexión…

JP: - Un claro síntoma de tu recalcitrante mediocridad. Bienvenido al pequeño mundo de la felicidad.

BP: - ¡Eres diabólica!