Tríos de cine
El cine estadounidense no se limita a las multinacionales. De hecho ciertos paisanos no consideran "americano" el cine de Hollywood porque pertenecen a empresas de capital foráneo o mejor dicho "judío". No lo digo con ánimos de insultar ni de ofender, pero sí para especificar un hecho. Las empresas que producen las películas que vemos sólo tienen la nacionalidad de su dinero, mucho procede de Japón aunque se hayan rodado en California o Nueva York.
La época de los grandes estudios ya ha pasado a la historia. Pero junto a ese cine (por llamarlo de algún modo) que piensa antes que nada en el negocio repitiendo fórmulas machaconas, siempre hay gente que no tiene cabida en el sistema y va por libro, al margen de los grandes circuitos comerciales.
Uno de ellos es Gregg Araki, autor de Splendor (1999) que trata de un triángulo, más que de un trío. De hecho nos cuenta la relación de una mujer, actriz en paro, que se enamora de dos hombres al mismo tiempo y les propone que la compartan. Ambos hombres se hacen amigos, pero no tienen relaciones entre sí como suele ocurrir en los tríos bisexuales en que tres personas forman una pareja de tres y no una persona que mantiene al mismo tiempo relaciones con otras dos como es el caso que nos ocupa.
La comedia romántica tiene una lectura irónica porque está narrada como las comedias sentimentales de los cincuenta con amoríos almibarados sólo que en esta caso, la chica tiene dos novios en vez de uno.
El trío sexual también ha llegado al cine español aunque en realidad es más un reclamo publicitario que un acercamiento a dicha alternativa a las relaciones personales más tradicionales.
En Dieta mediterránea (2009) de Joaquín Orsitrell, Olivia Molina tiene dos hombres ue la comparten: Alfonso Bassave y Paco León. Sofía nace prematuramente en una barbería, rodeada de hombres que necesitan un corte de pelo el mismo día de junio de 1968 en que Bob Kennedy es asesinado. Durante quince años, crece entre los fogones y las mesas de la casa de comidas de sus padres. Mujer trabajadora, ambiciosa e imprevisible, muy pronto se enamora de dos hombres: con Toni, el yerno que toda madre querría tener, se casa y tiene tres hijos; con Frank, el representante que todo artista querría tener, descubre el secreto de la alta cocina. Con los dos llega a un acuerdo profesional y amoroso que revolucionará su universo culinario y personal.
Castillos de cartón (2009) de Salvador García Ruiz, basado en una novela de Almudena Grandes, con Adriana Ugarte, Nilo Mur y Biel Durán en plena fiebre amatoria. Cuenta el triángulo amoroso de tres estudiantes de Bellas Artes. María José, Jaime y Marcos compartirán su pasión por la pintura y algo más; una historia de amor que durará hasta que la época de aprendizaje termine y deban enfrentarse al mundo real.
De After ya hemos hablado. Estos tres títulos nos hablan de crisis existenciales, de la falta de madurez, del síndrome de Peter Pan y ciertos tópicos parecidos pero es nuestra norma y de eso ya hemos hablado de que jamás valoramos una película sin verla. Eso sí les deseamos la mejor suerte del mundo.
Si la película de Salvador García Ruiz es muy ñoña, tuvo muy poca repercursión y no llegó a muchas salas, la película de Joaquin Oristell, autor del filme sobre la Trinca recientemente emitida por TV3, es mucho más agradable de ver y se acerca más al trío auténticamente bisexual, es decir que en la relación los dos chicos también se relacionan.
¿Una nueva forma de relación? ¿relaciones alternativas? Una nueva mirada al tema que hasta ahora ha permanecido invisible o bien es motivo de morbo para productoras de videos X que cada vez más muestra relacciones de este tipo. En los foros especializados esta demanda de relación es cada vez más habitual . Los amantes del trío van saliendo cada vez más del armario.
Salvador Sáinz