Nos contaba Jaume Santandreu que en los últimos tiempos la pobreza ha evolucionado hasta el punto de que nada tiene que ver con la de antes. "Hoy es pobre esa persona que ves cada día, a la que la vida, o el trabajo, le ha dado un revés, y en poco tiempo no solo se ha quedado sin dinero, sino también sin casa, y puede que hasta sin familia".  Lo único bueno que ha traído la pobreza han sido dos cosas -añade el ex pater, experto en pobreza-: "La solidaridad de la gente hacia quien no tiene  nada,  y que quien no tienen nada si sabe comportarse como una hormiga, con lo que tiene, no irá a peor. Y en cuanto a lo peor de la pobreza - apostilla- es que como ya hay tantos pobres descatalogados, fuera de control, pues cada día son más. ¿Por qué? Pues porque al haber  más recortes hay más parados, y a plazo corto, más pobres. Y estos son los que lo pasan peor, ya que nadie los ayuda  tal vez porque nadie sabe que lo son,  pues no hace mucho no lo eran porque tenían un trabajo"

Y tiene razón el ex cura.

En Can Gazá ya hay de estos nuevos pobres, que de no haber acudido al caserón, como no están catalogados como pobres en ningún sitio, se tenían que quedar en la calle o cuando menos en es Refugi, alimentándose de lo que pudieran, ya fuera en el comedor social, si es que está en el cupo, o en Zaqueo, o en Els Capuchins.

Y uno de estos nuevos pobres podría ser Enrique. 41 años de edad, camarero, 25 años trabajando como extra, o en lo que salga, "de los que solo he cotizado 13, por lo que , como siga a este ritmo, cuando tenga 65 años no habré cotizado lo que se necesita para una jubilación digna. ¿Y qué hago entonces…?"

Mientras tanto, como su madre vive en Bilbao y no se habla con sus cuatro hermanos, al quedarse sin trabajo no ha podido pagar una habitación, por lo que tuvo que pernoctar en el Refugi, "de donde cada mañana salía a buscarme la vida para regresar por la noche, a dormir. Y así cada día, total para nada, pues en invierno no hay trabajo, y mucho menos lo hay para un tipo como yo, que según mi madre, soy así: 41 años, alto, gordo, sin pelo y feo. ¿Y así, a dónde vas?, me decía. Y es que un tipo de estas características no va a ninguna parte, y menos a encontrar un trabajo.  Y no lo digo porque me considere derrotado, que yo sigo buscando, pero no… Asi que me he venido aquí, donde se me respeta y se me permite trabajar, estar ocupado,  a cambio de comida y techo. Y cuando llegue el verano, ya veremos".

Enrique ha sido camarero extra de muchos restaurantes de Palma  y hoteles de Mallorca. "Aunque a veces te explotaban, te daban para ir tirando. Y no siempre te aseguraban. Pero no te preocupaba eso pues nunca pensabas que te fueras  a quedar sin trabajo.

También ha trabajado en un conocido bar gay, ya desaparecido, de Calamajor. Por su condición de bisexual reconoce que más de alguna vez hizo algún que otro trabajito con los clientes. También trabajó en un prostíbulo de Alcudia, "pero ahí solo de camarero".

Del bar gay cuenta que "si yo le contara lo que vi allí…". Pues venga -le animamos-, escriba un libro: Del bar gay de Calamajor a Can Gazá pasando por un prostíbulo del Port  d' Alcudia, podría titularlo. "Sí, sería muy interesante, sobre todo si contara sobre la mucha gente que vi en el bar gay. Claro que seguro que alguien me pegaba dos tiros. Porque no vean como eran algunos, gente muy conocida. Por eso le digo, que si yo contara…"

Al margen de lo que le podría suponer en dinero ese libro, poco, desde luego, pues apenas se lee, Enrique ve  un mal porvenir. "Mientras estemos en manos del Capitalismo, cada vez habrá más pobres. Porque a los políticos lo que menos les importa son los pobres, ya que un pobre a un político no le sirve