Buenos días a todos.

No me gustan los jueves. Y menos los jueves festivos. Y mucho menos los jueves que siguen a los martes festivos. En resumen, no me gustan los puentes, y menos los acueductos, excepto el de Segovia, aunque este nada tiene que ver con los del calendario. Así que superado el martes y jueves festivo, se nos alegra la cara, y no porque mañana se juegue el partido del siglo, el Madrid-Barça, sino porque se reanuda la vida normal y corriente de los que al paso que va el mundo estamos más cerca de los comedores sociales que de los cenáculos del glamour. Y es que, aprovechando el puente, me he dado una vuelta por el mundo de los sin techo y, por lo que vi, cada vez está más repleto. De él me llamó la atención esa especie de albergue que se ha instalado bajo los porches de una placeta  en la parte de atrás del carrer de Sindicats, de  Palma. Es impresionante ver -y contar- la gente que duerme ahí, entre mantas y cartones. Algunos, según me contaron, no hace ni dos navidades tenían un  trabajo y  percibían salario, hoy en la calle, en el puta carrer, comiendo de la misericordia, que aun queda.

Se pretende ahora que la Familia Real quede reducida a los Reyes, sus hijos y sus  nietos

Pero no les voy a hablar de gente caída del cuadro de la vida laboral, aunque si les recuerdo que cada vez a ese grupo se suma más gente, ni tampoco de Urdangarín, a quien a cada día que pasa le salen más documentos comprometedores, ni de que la Casa Real quiere prescindir de miembros, entre ellos Urdangarin, aludiendo -37 años después de su reinstauración- de que miembros reales solo son los reyes, sus herederos y los hijos de estos, los demás, solo hijas, hijos - y ex hijos- políticos, sobrinos, sobrinas, etc., lo cual significará también, si es que la medidad se lleva a cabo,   quitar escoltas, coches oficiales, pagas, honores... ¡Jo, la que ha liado el ex jugador de balonmano del Barça, internacional y olímpico!, que son los únicos títulos que Iñaki  aportó al patrimonio.

Pues nos tememos que se va a quedar sin coche oficial y sin escolta

Tampoco les voy a hablar de la telebasura que nos invade a diario, mañana, tarde, noche y alguna que otra madrugada, ni de lo mucho que se cabrean los tertulianos de  esa telebasura cuando alguien arremete contra ellos, a lo mejor intentando replicar a sus ataques, en ocasiones tan virulentos como infundados, o poco infundados. Ni de esa serie de premios, literarios, periodísticos y artísticos, sobre todo; premios  anuales que casi siempre van a parar a los mismos de la caverna mediática, artística y literaria  nacional, olvidando que en provincias también hay gente válida. Ni tampoco voy a comentar nada respecto a que un grupo de emisoras catalanas ha roto el pacto tácito que mantiene el resto de emisoras nacionales, autonómicas, locales, etc., de no querer pagar el canon que les imponen para retrasmitir en directo los partidos, puesto que piensan que en este mundo cruel que nos ha tocado vivir, donde nada es lo que parece, cada uno debe de buscarse la vida, porque -ahora más que nunca- camarón que se duerme se lo lleva la corriente. Además, el fútbol, que es una fábrica de millones de euros, y que sabe que las emisoras, gracias a él, y a sus retransmisiones sobre él, ganan mucho dinero por medio de la publidad que intercalan entre conexión y conexión, ¿por qué no pillarse unos euros a cambio de dejarles contar lo que acontece en su estadio? ¿No lo están haciendo  con  las televisiones? Es que lo está haciendo todo el mundo si el acontecimiento a contar es grande. ¿Saben cuanto pagaban los fotógrafos por poder estar en la boda del hijo del príncipe de Gales celebrada el año pasado en Londres? Mil euros por fotógrafo. Y todos pagaron, y nadie protestó y.. Bueno, pues que ya estoy hablando demasiado de eso y no quiere ni opinar.

Grupo de soldados mallorquines en Kosovo (2002)  ¿Cuánto cuesta mantener una base española en el extranjero?

Por supuesto, tampoco les voy a hablar de la nueva salida de militares mallorquines a Afganistan, donde no se nos ha perdido nada -bueno, en realidad se nos han perdido algunas vidas de jóvenes soldados, y todo para nada-, ni de que en la vez anterior pedí al Ministerio de Defensa permiso para estar con ellos en la base afgana y me contestaron con el silencio, tal vez por el Ministerio de Defensa no quiere que ningún  periodista viaje a las bases y cuente lo que pasa en ellas, o porque temen  que cuenten que nuestros soldados allí no están solo dando caramelos, sino, de vez en cuando, defendiendo a tiros sus vidas de  costantes ataques de los talibanes. Y que tampoco recuerde a la población civil de este país, o de esta comunidad, lo que cuesta que un contingente esté allí, y  más un contingente de un país en el que los recortes están a la orden del día, recortes que se traducen en paro y que afectan a la ciudadanía más débil.

Tampoco les quiero hablar de lo de las teles de Balears y Mallorca, de IB3, a la que, antes de volver a echar a andar le están creciendo los enanos, y la de Mallorca, que cieran ya. Tampoco les voy a hablar de que en las citadas teles, sobre todo en la autonómica, casi siempre se escuchan las mismas voces, cómo si no hubiera más gente para comentar, hablar o discutir, ni de que a nivel de espacios o magazines son de lo más aburridos -tal vez  porque casi siempre se cuenta  con los mismos; incluso con los mismos para el público-, ni de  que el recorte manda al traste a una serie como l 'Anell, a la que han tenido que recortar físicamente y terminarla como fuere porque no alcanzaba el dinero, aunque lo más lamentable es que con ello, podría interrumpirse un buen trabajo que se ha llevado acabo y  paralelamente a la grabación de estas series, que no es otro que el haber creado una escuela, no solo de actores, sino de técnicos, a los que al principio, sino a todos sí a una mayoría -en especial de estos últimos-, tuvieron que importar de Cataluña u otras comunidades, pues aqui no los había.

Campamento de damnificados en Puerto Príncipe

Pero sí me apatece recomendarles que la próxima semana, el jueves, se pasen por CaixaForum para ver una exposición fotográfica sobre el terremoto de Haití y sus consecuencias y, de paso, que asistan a una mesa redonda que versará sobre las tragedias naturales y como hacer para que la ayuda humanitaria llegue a los damnificados, y no a los bolsillos de gobernates corruptos. Yo estaba invitado a participar en esa mesa redonda, pero ese día no estaré en Mallorca, ni en España, lo cual lamento mucho, pues al respecto tengo mucho que contar y decir dado que mi profesion me ha dado la oportunidad de estar en ciclones, tsunamis, guerras y terremotos, entre otros -México y Perú-, el de Haití, donde a veces no llegan las ayudas, o no llegan en la cantidad que uno piensa que se ha conseguido. Por eso les recomiendo que asistan a esa mesa redonda, donde -supongo- les contarán como hacer para que las ayudas no se disuelvan durante el camino, cosa que se consigue apostando por una ONG seria o por la Iglesia a través de sus misioneros.