Marisa, una sevillana a punto de concluir la vuelta al mundo en barco
Marisa Soler es sevillana, divorciada, madre de dos hijos adultos, profesora de Geografía, que desde el año 2003 está dando la vuelta al mundo a bordo del Sur, un velero de 34 pies.
Comenzó a navegar acompañada de un vasco y ha llegado a Mallorca, ya en la recta final de su viaje, acompañad por un neozelandés, Robin, que además de buen navegante le ha llenado el hueco afectivo que tenía.
-¿Es usted capitana de barco?
-Si conseguí el titulo a través de la escuela de San Telmo.
- ¿Cómo fue lo de dar la vuelta al mundo en barco?
- Yo creo que fue porque coincidieron tres cosas. Una, que mi hija había terminado la carrera de arquitecto. Dos, que mi madre me dio un dinero con el que compré una casa y me sobraron unos seis millones de las antiguas pesetas. Y tres, porque tenía este barco y porque encontré a un marinero vasco que amaba al mar tanto como yo, a la vez que como marineros nos entendíamos sin siquiera hablarnos. Pero no cubrió ese agujero efectivo. Vamos, que no me daba el cariño que necesitaba. Con decir que ni me felicitaba por mi cumpleaños…
Por fortuna para ella, en una escala en Fidji el vasco se fue. Y en Nueva Zelanda, tiempo después, encontró a Robin, propietario de un barco y buen marinero.
-Y encima, afectivo, con el que estoy desde hace años.
- ¿A lo largo de estos años, siempre ha estado navegando?
-No. Al año y medio, se me terminó el dinero, dejé el barco en Nueva Zelanda y me vine a España, a trabajar, retomando ni profesión, pero no en el mismo Instituto sino en otro, en una zona conflictiva de Sevilla.
Marisa reconoce que la sensación que tiene en el mar, a medida que vas navegando, es superior a lo que te has imaginado. "Por otra parte, esos puntitos que ves en los mapas, cuando llegas a ellos te das cuenta de que son islas, algunas habitadas y, dentro de un orden, organizadas. Te encuentras con mundos que tampoco te los imaginabas y que están al margen de la sociedad tal como tu la entiendes. A eso lo vi en las islas Vanuatos, que ni sabía que existían"
Imagino que Marisa, con los datos que tiene, que ha notado minuciosamente en su diario, y las experiencias vividas, va a escribir un libro que podrá ilustrar con cientos de fotografías. Porque ha vivido multitud de episodios, algunos peligrosos, como cuando llegaron a Sri Landa tras haber padecido las inclemencias de un gran temporal que duró tres dias, "en el que perdimos dos pilotos automáticos, el anemómetro y algunas cosas más, necesarias para navegar y vela. Y nosotros tuvimos suerte, pues en esa tormenta se hundió uno de los barco que venía con nosotros, aunque su tripulación logró salvarse".
También a lo largo de este viaje por esa zona del Indico sintió de cerca el peligro de los piratas.
- En esa zona navegábamos en grupo, pese a ello dos de los barcos fueron asaltados por estos. Del Quest mataron a sus cuatro tripulantes y del ING raptaron a los cinco, padres y tres hijos de los que no se tienen noticias.
Tras no pocas vicisitudes llegaron a Cochin (India), donde, debido a los problemas que le habían ocasionado la tormenta, "y porque también tuvimos que esperar las piezas del barco que habíamos encargado", se quedaron solos.
-Contra viento y corriente, llegamos a Bombay, desde donde decidimos pasar a Omán, pero como había mucho peligro por los piratas, tuvimos que buscar un mercante para que nos pasara, lo cual no fue fácil. Así que, entre que no aparecía ese mercante y también debido a la corrupción de las aduanas que no nos facilitaban mucho nuestro trabajo, nos tiramos casi dos meses allí, hasta que por fin pudimos encontrar uno que llevó el barco a Livorno (Italia), donde al llegar, además de intentar cobrarnos el IVA, se rompe la grúa que lo bajaba al puerto por lo que tienen que llevarlo al varadero a repararlo. De nuevo en el mar, el primer puerto español que tocamos es el de Maó, y de ahí nos venimos a Palma. Nuestra intención era fondear en Illetes, pero nos han invitado a que estemos en un o de los pantanales del Calanova.
Marisa nos enseña como es el Sur por dentro: en un hueco al lado de la escalera está el ordenador y otros elementos de comunicación y localización, otro en la otra parte donde está la cocina, un saloncito con dos sofás y una mesa de centro y el dormitorio. Muy sencillo, pero suficiente para hacer una travesía como la que han hecho ellos. Pasa que han que estar acostumbrados.
-Como podrás apreciar, sobre todo si te fijas en el equipo de navegación, verás que nada es sofisticado, sino muy sencillo, lo que demuestra que para navegar no es necesario mucho, solo lo imprescindible.
Marisa se queja de lo alto que son los precios de los amarres de las islas. "En Maó nos comentaron que únicamente dan facilidades a las pequeñas embarcaciones, y en Mallorca suponemos que es lo mismo, mientras que a los otros barcos nos cobran entre cincuenta y cien euros por día, lo cual hace que muchos jubilados de media Europa, que vendrían a las islas con sus barcos, no lo hagan. Porque tampoco es plan fondear en las calas por si se desata una tormenta. Creo que de esto tendría que tomar nota el Govern".
-¿Habrá otro viaje…?
-Primero deja que lleguemos a Sevilla y luego ya hablaremos.
P.P.