Los titulares que últimamente giran en torno al escándalo Urdangarín, indirectamente invitan al ciudadano, perdón, al súbdito español a plantear un posible plebiscito en el que se decida en democracia real, si quiere seguir manteniendo una Institución a la que la legalidad de la Republica, enseñó la puerta de salida y volvió impuesta de la mano de un dictador.

Democracia significa que el pueblo tiene voz y habla y decide y dentro de ese marco escama que nunca se hayan atrevido a proponer un referéndum que Cataluña, País Vasco y Galicia tendrían muy claro. ¿Por qué hacemos de monárquicos si nunca lo hemos sido? Estos días se escuchaba a una de las hermanas del Rey, mandando callar al pueblo, parece que esta señora no sabe que hoy día,  todos tienen el mismo derecho y hablan y hablan sobre lo que les da la real gana.

El español no es tan cateto como subestiman los que no hacen eco de los gastos reales de la Casa Real que a esta alturas de la película es un punto cómico por no decir dramático que aún no sepamos realmente lo que nos cuesta mantenerla. Sí sé que para su boda, Letizia, la plebeya divorciada tan denostada en el pasado que ahora pintan de heroína, quiso contratar hasta siete sommeliers para decantar y elegir el vino de sus comensales, y ¿para qué tantos dispendios? si últimamente se hace fotos comprando en el frutero. Vaya contrastes!.

No creo que los hijos del Rey hayan esparcido totalmente sus obligaciones sobre la esfera de la personalidad como el título que llevan intrínseco a ella aunque sí sus privilegios. Personalmente no veo frutos de una educación exquisita ni que las compañías de las que se rodean sean magníficas. Justo ellos que tuvieron acceso a lo mejorcito del Planeta se conformaron con lo mismo que nosotros, con el cualquiera del barrio, lo paradójico es que seguro que los de barrio en su caso, habrían sacado mejor provecho al estatus. Los matrimonios ni fueron bodas con un buen marketing ni de Estado para promocionar un país sin Industria que a la primera de cambio económico, estaba abocado al fracaso. Y ahora resulta que el único cuñado del Rey y quinto en la línea de sucesión, está imputado. Ellos decidieron ser normales, enamorarse y casarse con gente corriente, y ahora les vienen las consecuencias, lo peor es que también las pagamos nosotros, por eso no debieron ser tan egoístas. Han dejado con mucho de corresponder a la grandeza del país que les sustenta y al que representan con tanta cortesía a la ambición desmesurada que aún nos cuestionamos con lo bien que están ellos y el resto tan mal, ¿por qué tan insatisfecha? o es que ¿tienen mucha prole?. Si aquí hay parejas que por escasez de recursos no pueden plantearse tener hijos.

La historia de los Borbones con nuestro país ha sido un rosario de expulsiones, y mientras no se nos consulte si los queremos o no, no tendremos una democracia de verdad. Más nos duele a los españoles que se levanten ampollas y resurja el tema de la Monarquía a debate porque las pesquisas apunten a que la intención de uno de sus miembros, Urdangarin fuera urdir un entramado al frente de Nóos a fin de apoderarse de fondos públicos y privados que alcanzaron hasta los 5,8 millones de euros, que recibía la entidad sin ánimo de lucro, para lo cual, él y sus socios fijaban precios totalmente desproporcionados por los servicios que prestaban a la Administración incluso simulando trabajos ficticios. Cristina de Borbón aparecía como secretaria de la trama, y el fiscal y  el juez han decidido no llamarla a declarar, lo que me lleva a pensar si, ¿realmente somos todos, hombres y mujeres iguales y sobre todo iguales ante la Justicia? acaso, ¿una esposa no pregunta a su marido de dónde saca la pasta que ella a manos llenas se gasta? sobre todo cuando ha firmado documentos que la justifican...

Es un tema bastante bochornoso para el resto en general que nunca tuvo sentimiento de súbdito y más ahora que se ve abandonado a la tragedia de las "dolosas" y malas gestiones de los que tuvieron poder y lo ejercieron en su perjuicio.  Este pueblo ahora siente como ciudadanos  e iguales que merecen respeto y dignidad de los que ya no admiran.

El Rey tuvo que hacer un salto doble triple para ganarse el respeto y amor de los españoles, por eso es tan querido y muchos se sienten antimonárquicos pero Juan Carlistas. Su hijo, el guapo y muy alto de la familia, ha heredado un mal karma. Criado entre algodones y aislado de la real crudeza de la vida y el dar pasos y tomar decisiones unilaterales sin pensar más allá de la bonanza acostumbrada, que muchos dicen que con Letizia ya no hay nada de aquel amor que lo cazara ( si no, ¿de qué tanta foto y titular absurdo en revistas para ensalzar sus miradas?) le harán cargar el peso de una cruz con las culpas de pecados suyos y de otros de la casta. No sé cómo se las ingeniará para hacer un salto doble tripe con tirabuzón para ganarse no el pan, que  ya le habrán asegurado, pero sí el cariño, admiración y sobre todo el honor de representarnos tan bien como su padre.

Por Cristina Gamero