Perfil de un maltrato

Blanca confiesa no sin lágrimas que acuden espontáneas – Me empujó por hablar con un amigo suyo, según dijo, más de la cuenta. Me asestó el primer golpe lanzando al suelo los espaguetis que había preparado mientras él, leía cómodamente el períodico, acto seguido me hincó brutalmente patadas en las piernas y me encerró en su casa, sin dejarme salir durante dos días. Salí al trote tras otra discusión porque tenía miedo que me pegara de nuevo, me seguía por todas las calles hasta casa, llamando como un loco a la puerta, luego lloraba como un niño echado en el suelo, pidiéndome ayuda, perdón y prometiendo que jamás volvería a hacer algo así. Si no estaba conmigo, llamaba veinticinco veces, dejando inútil el buzón de voz del teléfono. La última vez que estuve con él, fue en  un atasco, me miró con la cara cambiada y golpeó el salpicadero, salí corriendo despavorida porque sabía que su puño marcado para siempre en el coche, a todas luces, acabaría clavado en mis huesos-.

Casilda interrumpe - Dejé la relación varias veces pero me tenía totalmente enganchada por las constantes humillaciones que me hacía, se metía con mi familia, con mis amigas y con lo que había estudiado y me decía que era una cateta y que no sabía absolutamente nada, y cada vez me sentía más marginada.  No sabía cómo eludir esa humillación sin pasar vergüenza pues no era capaz de contarle a nadie mis penas para que no me tacharan de enferma. No hallaba energía suficiente para salir de aquella tempestad en soledad, sin apoyos que me dieran las fuerzas, y al cabo de tres años, me dejó de la noche a la mañana, diciéndome que nunca se había comprometido realmente y relatándome como se había acostado con otra-.

Guiomar añade - Estaba sola, triste, incomprendida, muda por fuera, aullando por dentro, con un dolor agudo demasiado intenso como para poder pensar en mis recursos y en cómo poder evadirme de todo aquello. Mis sentimientos eran contradictorios, aquel ser que me maltrataba, a la vez me inspiraba compasión y ternura, quizás mi arrogancia fue pensar que podría convertilo en mejor persona-.

Blanca prosigue - Con el siguiente empujón, caí en un borde de mármol y me cosieron el labio de cabo a rabo, el resultado, ocho puntos y  una semana comiendo líquidos con pajita. Él era politoxicómano y se volvía muy agresivo cuando tomaba droga pero había conocido a un ángel en vez de aquel demonio, y en el fondo, sentía lástima de él y en mi prepotencia, creí frustradamente que podría cambiarle y que necesitaba mi ayuda-.

Marta se introduce  - Después de tanta paliza, encima me quedé embarazada, dijo que un hijo mío sería un esperpento, me dejó en el hospital sin dar pie a otra opción y se fue diciendo que dudaba que incluso fuera suyo que no se fiaba un pelo-.

...Me invade una tristeza inenarrable al recordar estas mujeres amigas y los relatos de sus peores tormentos psíquicos y físicos. Algunas ya están bien, han necesitado introspección, reconstruir  egos no sin antidepresivos, mucha fuerza y terapia para recuperar autoestimas.

Si estos testimonios son muy cercanos, imagínense lo que hay por ahí callado, ¿no les parece increíble que en España siga habiendo cada año más víctimas por violencia de género que de tráfico?

Los datos son escalofriantes y los temas de actualidad interesan más que este que se postula como el pan de cada día, pero no debemos olvidarlo. ¿Qué factores sociológicos son los que facilitan estos casos?. Dicen que hay hombres maltratados, pero por cada dos de ellos, hay cientos de miles de mujeres, la balanza no está compensada y las muertes lo confirman. La mujer maltratadora usa más el daño psíquico que la violencia física y son quizás más sibilinas pero debemos plantearnos un profundo análisis que  invita a ésta afirmación, ¡seguimos siendo una sociedad tremendamente machista!. Hasta nuestras formas de expresión lo son pues, ¿por qué todo lo bueno es “la polla” y todo lo malo “un coñazo”?.

El hombre español corriente ha estado acostumbrado a que le hiciesen la comida, le fregasen los platos, lavaran su ropa, atendieran a sus hijos y estuvieran a sus órdenes. Él a cambio iba a trabajar fuera de casa, imponía su ley, algunos cual 'tiranos' y se reunían con sus amigotes sin que alguien rechistara. La mujer sin embargo, lo aguantaba todo y muchas de ellas, incluso madres de seis hijos confiesan no haber sentido alguna vez un orgasmo.

La España de antes, crió en azul y en rosa. Las niñas hacían camas y limpiaban baños, mientras los niños jugaban a la pelota. Así subió la mayoría de la población del país. Pero en los años 60 se produjo un hecho revolucionario, la mujer descubre una pastilla con la que controlar su maternidad, lo que le permitió practicar una libertad inaudita hasta entonces, exclusiva del varón. Ya no le harán un bombo que le condene de por vida. Se puso a estudiar y se liberó de la obligada cocina al acceder al mundo laboral. Ahora trabaja fuera de casa y tiene la opción de elegir casarse o no hacerlo, tener hijos o no tenerlos, por tanto, no tiene que aguantar a alguien que no colabore en las tareas y en las cargas y que encima la trate mal porque prefiere “estar sola que mal acompañada”. Pero en la viña del Señor tiene que haber de todo, y también las hay que por carencia de afecto o porque se muestran como “salvadoras” de hombres aparentemente necesitados a los que consienten el maltrato porque  sus necesidades emocionales no fueron satisfechas en la infancia y tratan de compensar indirectamente esa insatisfacción proporcionando afecto o quizás, sea su carácter servil o falta de inteligencia emocional. Como decía Ortega ‘El enamoramiento es un estado de miseria mental en que la vida de nuestra conciencia se estrecha, empobrece y paraliza’ nos deja muy ciegos y muchas mujeres no alcanzan a comprender que el tipo al que han idealizado y la imagen real, no encajan por ser totalmente discordante y falaz quizás, ¿basada en las feromonas?.

Pongamos otro ejemplo, de repente, ella decide poner punto y final a una relación. El juez le suele dar la custodia de los hijos comunes (aunque ahora la tendencia sea la compartida) y dejarle la casa. Al poco, rehace su vida y tiene un novio que vive en la que compartiera con su ex aún marido. Éste vive alquilado, pagando las pensiones alimenticias de los hijos y dándose cuenta que no tiene posibilidad de rehacer la suya con tanta mochila, entonces le viene la frustración y entra en cólera y o ‘la maté porque era mía’ o ‘porque me da la gana y no me fastidia más la vida’. A veces y para más 'Inri', amenazan con los hijos e incluso los sacrifican. Me pregunto, ¿qué le pasa al ego del hombre capaz de algo así?. Luego están los más refinados y evolucionados, aquellos que simplemente se dedican a poner a ‘caer de un burro’ a sus ex parejas, envenenando el entorno, hijos incluidos, y aquí no hay género que valga porque tanto ellos como ellas, son igual de rapaces con sus lenguas y es una pena porque los únicos que sufren con sus desahogos, son los niños, siempre víctimas.

El maltrato se produce en todos los estratos sociales, incluso en aquellos más cultos y pudientes. La complicación y el desgaste de las relaciones humanas afecta a todos sin reparo. La fragilidad de nuestros sentimientos como los de Tomás y Teresa, Sabina y Franz en ‘La insoportable levedad del ser’ (Milán Kundera) son ya un clásico en una sociedad consumista y estresada que pone de moda lo fácil y cuando le acude el vacío existencial y las enfermedades emocionales, se queja.  Marqués de Sade definió perfectamente en “Justine o las desgracias de la virtud” la perversidad de la naturaleza humana que tantas veces sobresale. Víctima del Mal, Justine sufre en carne propia las consecuencias de los instintos más ocultos del ser humano, a los que un siglo más tarde Freud bautizaría precisamente con el nombre de "sadismo" y "sadomasoquismo", componentes enfermizos de una parte de la sensibilidad humana. Y es que hay parejas que como en las "Lunas de hiel" de Roman Polanski, conforman y reproducen a la perfección el fenómeno de amo y esclavo, bien retroalimentado y tan importantes el uno para el otro sin los que no saben vivir e intercambian roles, ¿será por eso que siguen enganchados?. Algunos detestan la soledad y sólo por tener a alguien al lado, aguantan lo que sea, léase como 'Eurythmics' y su canción “unos quieren usarte, otros quieren ser usados por ti, algunos quieren abusarte y otros quieren ser abusados...” quizás tenga razón Annie Lennox y como se suele decir, ¿haya ‘un roto para un descosido'?.

La conclusión a la que llego y en mi humilde opinión, es que nuestros problemas son más graves y claros y devienen de la falta de educación, de respeto y una cada vez más exangüe inteligencia emocional. Recordemos que es en la infancia donde se cuaja el ser. Es nuestro deber facilitar una "educación emocional" para la vida con afecto y atención para formar seres completos, creativos y válidos, respetando las diferencias y eliminado las injustas comparaciones en azul y rosa que su carencia es sin duda, el cáncer del siglo XXI. ¿De verdad existe alguien que piensa que un sexo impera sobre el otro?. A mi modo de ver ni uno es débil ni otro fuerte que si se fijan bien, ambos pueden ser lo mismo, sólo depende de la perspectiva. Es mejor ser diferentes y complementarios o es que, ¿se trata de una competición al compararnos? con lo bonitas que son las diferencias. Por suerte para nosotras, ya no vivimos en la época victoriana que tanto criticó a Ibsen por su "Casa de muñecas" en la que representó las injusticias sociales hacia la mujer en una sociedad totalmente monopolizada por ellos.

Pienso que no es menester gastarse millones de euros en campañas de comunicación, abanderadas por famosos apoyando la causa, los dineros deberían invertise en educación. Quizás necesitemos una generación más y mucha caña a nuestros hijos, en familia y en el colegio, información y tratamiento equitativo. Insisto, la educación es la clave en igualdad de derechos y obligaciones. A ver si así nuestros pequeños pueden superar un estigma tan de Caín, como la semilla del mal que Herman Hesse describiera en Kromer, personaje de  “Demian” y que Emil Sinclair, su protagonista, acabara venciendo.

Mientras tanto, tú, mujer maltratada piensa, ¿realmente te merece la pena tener al lado un caradura que te amarga la existencia?. La existencia con conciencia es un soplo y hay que disfrutarla al máximo. Te aconsejo que leas “Las mujeres que amaban demasiado” de (Norwood Robin) y si ya estás involucrada con alguien así, por favor, vete a treapia. Es básico pedir ayuda para desarrollar tu inteligencia emocional y que puedas identificar al maltratador. Su perfil es muy claro, siempre contiene algunas, muchas o todas estas características; egocéntricos, egoístas, manipuladores, narcisistas, vanidosos, cambiarán siempre las versiones de los hechos a su antojo para hacerte sentir culpable. Aparentemente seguros de sí, interiormente acomplejados. Te adaptarán a ellos y querrán controlarte pero no dejarán que los controles. Cuando quieran conocerte, intentarán no demostrar su real interés por ti y si los rechazas, tergiversarán la situación para poder agredirte verbalmente pues te odiarán al no sucumbir ante su ego y por dejar insatisfecho el deseo que les despiertas. Probablemente insultarán a tu familia o se meterán con alguno de sus miembros, para aislarte y por complejo. Vivirás en tensión por humillaciones continuas medio en broma, medio en serio, en una constante sensación de tener el pecho oprimido y no poder relajarte para ser tu misma y sentirás que tu voz interior grita ‘déjalo ya’. Al principio, serán encantadores y se mostrarán celosos (no confían en ti porque ellos hacen lo que quieren y se creen que eres como ellos). Mostrarán injusticias que relativizarás y dejarás pasar, y ése será tu grave error!. Debes amarte más porque haciéndolo, jamás permitirás que alguien con un perfil así, se implique en tu vida y sobre todo, porque podrás reconocer el amor real cuando llegue y evitar a todos estos impostores. No olvides que a Drácula siempre le abres la puerta, y las consecuencias siempre están ahí y la que más pierde siempre eres tú aguantando alguien que hincha su ego machacándote. Recuerda que pase lo pase, la felicidad está en ti, pues sola o acompañada,  el sol sigue saliendo cada día…pero para poder disfrutar del sol en buena compañía, esta debe ser siempre agradable, enriquecedora y constructiva.

Por Cristina Gamero

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