Cuando comenzó a hablarse de Internet, hicieron fortuna términos que ya no se usan, tales como surfear o tela de araña. Ahora hablamos de redes sociales  y tenemos consciencia de que cada acto no es un hecho individual sino que se vincula con miles de respuestas e interacciones.

Estamos en plena época de las telarañas (Halloween) y pensaba en todo eso después de cenar con Cristóbal Fernández, Director de Comunicación de TUENTI.

Nuestro Mark Zuckerberg patrio, aunque lleve camiseta de Tuenti debajo de la americana, y zapas, desprende una elegancia digna de educación en colegio británico. Su agenda puede ser una de las más convulsas de los personajes públicos, y en orden de influencia, ocuparía uno de los primeros puestos en el ranking nacional, sin embargo, desprende una paz que tiene que ser conseguida mediante algún arte oriental o lleva el escapulario de una abuela.

Nos enteramos, por otras personas que por razones profesionales no ha comido y, sin embargo, degusta tranquilamente su pescado, sin alterar el ritmo.

Ya que soy columnista, cotillearé que manifiesta su preferencia por el Denton mallorquín y me pregunta la Denominación de Origen del vino, que en este caso es Verdejo de Rueda.

Adivino que tiene tanto sentido del humor como talento y que ambos no le caben en una Calabaza de Kentucky.

Hablando de comunicación y ventas. Fíjense el interés que han tenido las distintas civilizaciones en perpetuar la franquicia del miedo hasta llegar a las calabazas de Halloween:

Primero los Romanos con el culto a Pomona, diosa de los frutales (tendrían excedente de manzanas); luego los Celtas y su festividad de Samhain (también una feria agrícola) con máscaras para ahuyentar a los espíritus. Ya en Estados Unidos, la costumbre de Jack O’lantern de vaciar calabazas e iluminarlas…Sin olvidar el sincretismo prehispánico y católico de México con el Día de los Muertos y su más moderno invento de las Catrinas.

Al final el cine español ha conseguido entrar en Hollywood por la puerta siniestra y chirriante del cine de terror: Fresnadillo, Balangueró, Amenábar, etc… y pronto, el “género de agobio” de nuestro Marcos Cabotá.

Donde creo que el story board ha hecho aguas, ha sido en la campaña del PSOE sobre la enseñanza pública.

La habrán visto: Un pequeño Lord Fauntleroy es acompañado por una cuidadora (eufemismo de criada).

El crío, ha debido tomar una sobredosis de Kellogs, porque de repente, a su tierna edad, quiere dejar atado el cuidado de su futura descendencia, e inquiere a la mucama si tiene niños. A la respuesta afirmativa, ya deja el contrato firmado, y a otra cosa.

La cuestión, claro, era hacer una película de lucha de clases.  Ardo en deseos de saber la opinión de mi admirada Ana Aguiló, pero yo (deformación profesional), hubiera retocado algo de la producción mayormente:

1/ Lo hubiera rodado en Sotogrande.

2/ El niño (al que le faltan ricitos en el cogote), debería ir en Pony, llevar fusta, y  la “cuidadora”, a trote cochinero, detrás, perdiendo las alpargatas.

3/ La “cuidadora” con expresión compungida, debería decir al final: ¡Gracias señorita Escarlata!.

Daría más miedo a los ricos, que de eso se trata. Aunque yo no veo que a Botín le vayan mal las cosas.

Y pues para mi que han hecho una película de terror, porque es sacar a Oliver Twist de 1837 y traerlo a 2011.Que es como si a eso de las 4 de la madrugada llaman a la puerta de su casa, usted abre con lógica preocupación y en el rellano de la escalera está el payaso de MacDonald’s.

¡Terrorífico!.

Porque el horror es el absurdo por la descontextualización.

Pero es que aquí pasan cosas escalofriantes:

-El Gobierno Vasco, monta una entre embajada y agencia de colocación para Etarras con la intervención estelar del Chef José Andrés que pasaba por allí, montado en Twitter…o no se sabe bien.

-La deuda que deja Antich y su pacte asciende a 6.000 millones (ahora entiendo la risa de Armengol)…

-En las facultades de las Universidades españolas cada vez es más frecuente el abucheo, control, censura y acoso a políticos, conferenciantes e incluso alumnos con ideas no “políticamente standarizadas”. O sea: la intolerancia pastando a sus anchas.

(Ver el interesante reportaje de Rebeca Yanke en  CAMPUS nº31 El Mundo)

Con todo ello no es de extrañar que nos gusten tanto las calaveras, las momias y los zombies. Ellos, como Pulpo, pueden ser unos excelentes, tranquilos, y encantadores animales de compañía.

(Comparados con según que personajes…)

Que ustedes se asusten bien.

Jaime Roig de Diego.