Los trabajos (cinematográficos) de Hércules
Los amantes al peplum y sobretodo al cine mitológico estamos generalmente gafados. Tenemos que soportar bastardías infames como la serie Hércules de Sam Raimi con Kevin Sorbo, receptor de homenajes que parecen rechifla pero en fin ya sabemos el alto grado de friquismo que padecemos y como somos positivos recordamos al Hércules que nos gusta y nos olvidamos del que nos desagrada profundamente.
Me refiero a los peplums rodados en los años 50 y 60 que para nosotros son los más floridos que se han rodado pese a su falta de medios y que son fieles a la mitología tradicional, con creíbles ambientaciones artísticas y que llenaron parte de nuestra cinefília.
En 1958 triunfó Hércules de Pietro Francisci, con dos sex symbols en cabeza de cartel, Steve Reeves y Sylva Koscina. Stephen L. Reeves, culturista y actor estadounidense, que destacó en los peplum realizados en Italia desde finales de los cincuenta hasta mediados de los sesenta. Nació en Glasgow, Montana el 21 de enero de 1926 y falleció el 1 de mayo de 2000 en Escondido, California. Sylva Koscina fue una actriz italiana nacida en Zagreb, perteneciente entonces a Yugoslavia y hoy capital de Croacia. Sus trabajos más famosos fueron como heroína de «películas de peplum» junto a Steve Reeves en sus primeras apariciones como Hércules, aunque también llegó a trabajar con estrellas como Paul Newman y Kirk Douglas. Murió a los 61 años víctima de un cáncer de mama.
Steve había sido aclamado en 1948 Mister World, el hombre más bello del mundo, por sus dotes culturistas. Sylva es recordada por su megalomanía que empañó su carrera, pero también por ser una de las mujeres más bellas del cine italiano, cinematografía que se distingue precisamente por las bellezas de sus principales intérpretes muy fuera de lo común e incluso superior a las de sus colegas hollywoodenses.
La primera película de la serie Hércules, dirigida por el laborioso Pietro Francisci, estaba basado directamente en la mitología griega y los trabajos que tuvo que realizar Hércules para purgar sus errores pero al mismo tiempo es una versión distinta de la de Harryhausen de Jason y los argonautas rodada en 1963 en las que el famoso héroe mitológico hace su aparición.
Se utilizaron los decorados de Ulises (1954) de Mario Camerinio y Mario Bava que aún no se habían desmontado en Cinecitta.
Destaca sobretodo la fotografía del gran Mario Bava, futuro realizador de cine fantástico, con un presupuesto muy menguado que se sobrellevó con dignidad por parte del equipo creativo de la película. Su éxito provocó el auge del peplum y durante muchos años llenaron las carteleras de películas de temas mitológicos o históricos como la guerra de Troya o los últimos días de Pompeya. Steve Reeves se convirtió en estrella, aunque por extraño que parezca también en un icono gay por ser una de las figuras predilectas de este colectivo.
Sylva Koscina también pasó de convertirse en una actriz desconocida en famosa, alcanzando el estrellato en películas de género de todo tipo. Su aparición como Iole con su mínima minitúnica enseñando las piernas en una época en que la minifalda no se había inventado causó auténtico furor.
Resulta curioso, pero en el guión definitivo se eliminó las referencias a los amores homosexuales de Hércules, y a pesar de eso se convirtió en todo un icono por su presencia física que provocó numerosos admiradores y admiradoras.
La película mezcla varias mitologías, los trabajos de Hércules, la juventud de Ulises y los relatos de Jason y los argonautas en busca del vellocinio de oro, con parada en una isla de perversas amazonas tan mortíferas como atractivas.
El éxito provocó que al año siguiente apareciera con el mismo equipo Hércules y la reina de Lidia o Hércules encadenado como es distribuida en DVD.
En este caso Hércules desaparece por el hechizo de una mujer, Onfale que le hace olvidar quien es y le convierte en su amante en espera de darle muerte y añadirle a su colección.
Lo mejor son sus referencias eróticas como esa reina malvada de un reino perdido que se dedica a coleccionar esposos, o esas mantis religiosas de la isla amazónica de la primera entrega.
Tras el éxito de estas dos entregas el personaje pasó a otros directores como el gran Vittorio Cottafavi o el propio Mario Bava, más otros cineastas de tercera perfectamente olvidables. Finalmente el género decayó por la repetición y la saturación del mercado irrumpiendo los westerns europeos pero eso es ya otra historia.
Desgraciadamente salvo telefilmes aislados, Hércules ha tenido muy mala fortuna. En la serie arriba aludida, la de Sam Raimi y Kevin Sorbo, ha perdido sus señas de identidad y son una completa traición a las mitologías helenísticas que son base de nuestra cultura mediterránea. Eso es motivo de nuestro rechazo a esos subproductos mercenarios que están haciendo mucho daño al género que esperemos renazca algún día y nos vuelva a ofrecer títulos de mayor interés.