Mi querida señorita (1971)
Hay películas que dignifican toda una industria. entre tanta mediocridad comercial, siempre aparece la excepción, la película que contiene un alto nivel de calidad fuera de lo común. Este es el caso de la película que nos ocupa, Mi querida señorita (1971). Una película que estuvo nominada al Oscar de Hollywood a la mejor película extranjera, Armiñán y López Vázquez se codearon con Charlton Heston que hablaba un castellano perfecto.
Cuando se rodó aún existía la férrea censura y nuestros autores se devanaban los sesos para poderlas sortear. No se podía mostrar una historia de amor entre mujeres, es decir lésbico, pero el ingenio todo lo puede. Nos encontramos con una parábola de los deseos de cambio de nuestra sociedad, deseos de cambio que vuelven a reaparecer porque si es verdad que desapareció aquel régimen político, el económico aún sigue vigente y es negativo para el libro desarrollo de nuestra sociedad.
López Vázquez es una muejr cuarentona, poco agraciada, que pertenece a la España de mantilla y peineta, es decir la España Eterna y retrógrada hasta lo indecible. En su casa tiene una asistenta mucho más joven, Julieta Serrano, de quien está enamorada pero los prejuicios de aquella sociedad le impiden siquiera soñar con alguna relación pero su inestabilidad emocional la traicionan.
Finalmente es operada, porque se descubre que no es una mujer. Convertida en hombre, cuarentón, luchará por rehacer su vida y el destino le deparará alguna que otra sorpresa.
Jaime de Armiñan era un reputado guionista de TVE, cuyas series obtenían importantes éxitos a pesar de no ser del agrado de la España oficial en aquel tiempo. Sabe utilizar con astucia esta metáfora de la sociedad española de aquel tiempo, residente en provincias, Galicia, y que vive reprimida, temerosa de cualquier cambio y de aceptar la realidad de sus sentimientos. La señora es incapaz de manifestar su amor a la asistenta y ésta también teme manifestarse.
Pero la trama da un inesperado giro. La película se convierte en una lucha de autoayuda y de superación. La de convertirse en un ser libre, olvidando viejos prejuicios. Una lucha que por cierto sería imposible de realizar en la sociedad de 2011 por el paro y por los prejuicios hacia los trabajadores mayores de 45 años.
Eso nos viene a demostrar que nuestra sociedad cambió a medias y no plenamente por lo que existe mucha frustración pendiente. El plano final es antológico y ambiguo.
Los actores están esplendidos desde la impagable Lola Gaos, la novata Chus Lampreave, el gran Antonio Ferrandiz, las chiquitas Cristina y Ana Suriani de carrera efímera, y sobretodo la pareja principal, López Vázquez y Julieta Serrano, entonces desconocida.
Su historia de amor es original, ingeniosa y muy rica de matices. Probablemente en el mundo actual sería impensable ya que el lesbianismo es ya legal y una pareja del mismo sexo se podría casar sin problemas. Pero en aquel tiempo las cosas eran distintas, por lo que Mi querida señorita aparece además como un documento imprescindible para conocer una época de nuestra historia. Una época felizmente superada aunque hay aún mucho camino por recorrer.
Salvador Sáinz