La marca de sujetadores Wonderbra presenta su nuevo modelo Up to Day, un sujetador ideado para utilizar a diario con todo el estilo Wonderbra, cuentan maravillas de su  efecto realce y  la naturalidad con la que se adapta al pecho.

Gracias a este lanzamiento 9 chicas Wonderbra demostrarán la versatilidad de Up to Day recorriendo Madrid en nueve cochecitos descapotables amarillos el día 1 de junio, en una campaña de marketing de guerrilla que sorprenderá a propios y extraños.

Wonderbra Up to Day es un nuevo modelo de sujetador versátil   tiene tirantes removibles  y presume de ser  "invisible"  con copas lisas ideal para camisetas ajustadas.

Foto: ANDREW H. WALKER/GETTY 

¡¡Ah!! el sujetador, ese maravilloso artilugio que ha sido motivo de revueltas sociales, objeto de protestas y salvador de dolores de espalda.

Cada época, ha decidido la forma de la ropa íntima que ha acompañado a la mujer y al hombre, aunque ellos siempre lo han tenido mas fácil;  ya sea por estética o por evolución social a lo largo de la historia se ha impuesto lo que se debía usar y lo que no en ambos géneros.

Pero la especial morfología femenina ha reclamado aparatejos y piezas de ropa interior que la ayudaran a moldear la figura ( algo que no ha cambiado mucho con el tiempo).

El pudor, la comodidad, la seducción, la protección, el estilo de vida o la distinción, han marcado la función a cumplir del socorrido sujetador.

Dice la historia que las primeras en utilizar tan afamado, adorado e idolatrado artilugio fueron las cretenses en el año 1.700 a. de C., para las romanas llevar sujetador era un símbolo de civilización o lo que es lo mismo de educación;  nunca mejor dicho¡  las bárbaras llevaban los pechos al aire y afirmo que son bárbaras las se atreven a no  llevarlo, la fuerza de la gravedad afecta a todas no lo olvidéis.

Las modas llegan y se van, así Catalina de Médicis esposa de Enrique II de Francia, impuso las cinturas de avispa, mujeres que reducían la cintura desde 12 hasta 32 cms, haciendo que el pecho “floreciera” literalmente, lógicamente era una cuestión de redistribución de la grasa corporal a algún sitio tenía que ir, pero eran otras épocas….

Así, se dio inicio a 350 años de tortuoso camino para las mujeres en la moda, féminas oprimidas no solo socialmente sino con los cuerpos encorsetados, incómodos  y débiles,  lo que provocaba que las damiselas de la época se desmayaran, en la mayoría de las ocasiones no por impresionarse ante bellos príncipes, quienes la mayoría eran ranas sino por la presión corporal que no las dejaba respirar.

Lo que nunca  habíais podido imaginar era que un nombre famoso por estar relacionado con los coches, estuviera íntimamente ligado a los corses y miriñaques femeninos, pues sí, fue en 1832 cuando la Familia Peugeot se dedicó entre otras cosas a tan afamada misión, fabricar métodos de tortura aceptada para las mujeres, una familia que años después fundara la “Societé des Automobiles Peugeot” dedicándose íntegramente a la fabricación de coches.

El sujetador ha estado presente incluso en las guerras, cuando Estados Unidos entró en la Primera Guerra Mundial  pidió a las norteamericanas donar sus corsés, a todo  el metal obtenido  se le dio uso militar (en total fueron 28.000 toneladas de metal),  con él se construyeron dos naves de guerra, nada mas y nada menos¡

Su carácter de crítica social estuvo presente en  Mayo del 69, fue entonces cuando  las feministas quemaron sus sujetadores reclamando así, tener los mismos derechos que los congéneres masculinos, por fin se liberaban de la prisión física y psicológica.

A lo largo de la historia el sujetador ha tenido momentos en los que se escondía  y otros en los que se ha hecho ostentación de su uso, sino que se lo pregunten a Madonna y su famoso sujetador diseñado por Jean Paul Gaultier;    lo fundamental siempre ha sido acercarse a las necesidades de la usuaria, adaptándose a motivos que van desde la  seducción, moda, función, precio, necesidad, ahora incluso disponemos de sujetadores con tratamientos corporales incluidos o que se reconvierten en bolsas de la compra; pero lo que es innegable es que  el sujetador,  es y será siempre un icono de la feminidad.

Texto:  Gema Muñoz Briseño